viernes, 15 de diciembre de 2017

Crecer

Hace poco más de un mes encontraba un artículo o un post en el que hablaba de los amigos. Pero dirigía el texto un poco hacia esos amigos que vamos haciendo a lo largo del tiempo, centrándose en aquellos que llevan con nosotros toda la vida y luego, en esas amistades más recientes. Y analizaba el por qué nos podíamos sentir más unidos a aquellos que acababan de aparecer y más lejanos de aquellos que eran los de siempre.
Las comparaciones son odiosas y no es lo que pretendo pero tengo que decir que en parte estoy de acuerdo con lo que leí.
Cuando somos pequeños apenas tenemos definidos nuestros gustos, nuestras inquietudes y nuestros amigos son aquellos que van creciendo a nuestro lado, ya bien sea en el colegio, en el instituto, en un equipo, o en cualquier círculo en el que nos movamos. No es que nos sean impuestos pero, en ese momento, esas características son las que nos unen y las que nos hacen ser un grupo.
Yo, y todos, tenemos ese grupo. El que ha crecido con nosotros pero al cual, tal vez, ya no estamos tan unidos como antes. La vida, las circunstancias y los caminos que vamos tomando nos hacen alejarnos de aquello que teníamos como puerto seguro desde niños. Las quedadas son más espaciadas y la dificultad para hacerlas efectivas es cada vez mayor. Nos hemos habituado al "ya quedaremos", al no reforzar de vez en cuando esos lazos que teníamos por ese hábito de confiar que siempre han estado ahí y anteponemos cualquier cosa o plan ante ese grupo que lo fue todo en un tiempo que ahora parece muy lejano. Durante los últimos años, en ese grupo se ha evolucionado de forma individual y, muchas veces, esa evolución es también aprendizaje y cambio, haciendo en algunas ocasiones que en los reencuentros ya no nos sintamos en conexión total con aquello que nos hacía uno, viviendo tan sólo del pasado que unía.
Por otro lado hablaba de esos que casi acaban de llegar, los que escasamente llevan un par de años o incluso menos. Los que han surgido de la nada y en poco tiempo se convierten en inseparables.
Con los años vamos moldeando nuestros gustos e inquietudes, se definen mucho más y aunque tal vez nos convirtamos en selectivos en ciertos campos, también, de alguna manera, la vida acaba por hacer que no perdamos tiempo con aquello que ya sabemos por experiencia que no queremos.
Por eso (y por otra serie de razones en el proceso de conocimiento) congeniamos más rápidamente con esas personas que han aparecido más recientemente.
Son dos situaciones que conozco bien, principalmente porque es algo que he vivido vivo y conozco de primera mano. Entiendo que ambas formen parte del crecimiento y del propio desarrollo personal pero es inevitable sentir algo de pena con la primera.
No quiero que el post sea pesimista, aunque lo parezca. Me quiero quedar con el hecho de que cada persona que forma parte de tu vida es importante a su manera, más o menos, pero siempre lo es.
Y me quiero quedar con los instantes y los momentos que se comparten, ya bien sean primerizos o revividos porque cada uno de ellos es único e irrepetible.

-DetallesConectados-

No hay comentarios:

Publicar un comentario