lunes, 31 de octubre de 2016

Escribir

Escribimos cuando estamos tristes y las lágrimas se deslizan por nuestro rostro.
Escribimos cuando estamos felices y una sonrisa ilumina cada frase que nos viene a la mente.
Escribimos sobre la amistad, sobre lo que nos duele, de una decepción, de una alegría... 
Pero sobre todo escribimos de un amor... No importa que sea eterno, que haya durado un año, un mes o simplemente un día... quizá algunos momentos... ¡quién sabe! 
La única cosa importante para quien escribe, es llegar al corazón de quien lee y regalarle una emoción. 

-La chica de ayer-

domingo, 30 de octubre de 2016

Báilalo

Báilalo. Báilalo todo. Jamás dejes de bailar, por mucho que te duelan los pies o no escuches la música. Tú baila a tu ritmo, baila lo que te echen. Pero tú baila.
Baila a la luz de la luna. Baila sin pensar en lo que opinan de ti. Baila aunque te pisen cada paso que des, que el día menos pensado dejará de sonar la música, y ese día que te quiten lo bailao.

-El alma en los labios-

sábado, 29 de octubre de 2016

No olvides

[...] Odio que acumulemos tantas cosas irrelevantes en la lista de tareas pendientes. La vida no es una lista de la compra. No se trata de ir tachando lo que vas haciendo, se trata de ir haciendo aquéllo que nunca jamás querrás tachar.

¿Qué cosas nunca tacharías de una lista? ¿Qué momentos jamás borrarías de tu vida?

¿Ya los tienes? Pues borra los dos primeros párrafos. Los dos primeros párrafos no quedarán cuando todo a tu alrededor muera, cuando el todo tiemble, cuando todo acabe. Los dos primeros párrafos puedes ir olvidándolos para hacer hueco a lo que de verdad no debes olvidar.
No olvides tus ilusiones, podrías necesitarlas en cualquier momento del día, aunque creas que mueren con la primera alarma del despertador. Nunca mueren de tan cruel manera: siempre están, aunque no seas capaz de verlas. La ilusión es algo tan frágil como una pompa de jabón. Hay que saber guiarla, llevarla por el camino correcto para que la empuje el viento, para que no explote, para que no choque contra nadie. Cuídala, entonces. Porque aunque siempre se pueda reconstruir tras una catástrofe, es conveniente no jugársela. Cuando la ilusión se rompe la esperanza muere. Y quién sabe lo que tarda en resucitar la esperanza. 
No olvides tus sueños. Los más locos. Los que crecieron contigo. Los que todos te dijeron que jamás te darían de comer. En este mundo hay muchos locos que lo consiguieron, que sí que comen, que sí son felices. ¿Por qué no podrías ser tú? Aunque la cuesta parezca siempre imposible de asumir, aunque creas que hay gente que lo hace mejor que tú o que lleva ya más camino andado, inténtalo. Apuesta por ti. Confía en lo que late cuando duermes, en lo que queda cuando te desmaquillas, en lo que grita cuando callas. Sé uno de esos locos. Arriésgate. Lánzate. No seas un número más. No seas un secundario en tu propia vida. 
No olvides a quien te quiere: llévalos siempre contigo. Olvida la cartera, el bolso, la agenda, el plazo que se pasa, el tren que pierdes o eso que nunca llega. Olvídalo todo. Pon la mente en blanco, pierde la memoria, borra todo lo que tu responsabilidad te obliga a no borrar… pero por favor, no les olvides a ellos. Las personas se van, se cansan, se mudan, se mueren. Llega a tiempo a ellas. Qué más da que no llegues a todo lo demás. Todo lo demás no te quiere, a todo lo demás no lo amas. No las olvides porque —hazme caso— ellas son las únicas que no te olvidan a ti, ni aunque seas gilipollas y vayas a tu bola. Ni con esas. Y merecen más. [...]

-La chica de los jueves-

viernes, 28 de octubre de 2016

Guerrera

Para esa guerrera que eres y que sin ocupar armas ha ganado muchas batallas, hoy reconoce que esas heridas que han surcado tu cuerpo, tienen sus recompensas y te han enseñado a ser la mujer que hoy eres.
Para esa guerrera que ha sabido derramar lágrimas, que ha luchado para que la ira no le gane y el odio se aloje en ella, para esa guerrera que eres hoy reconoce que luchar así valió la pena.
Para esa guerrera que pensó que nunca sería feliz y que su vida estaría rodeada de malas intenciones, mentiras y disfraces, para esa guerrera hoy escribo.
Para esa guerrera que supo esperar y mantenerse con amor, para esa guerrera que sufrió más de lo debido.
Hace mucho tocó quitarse la corona y ponerse la armadura. 
Sonríe. Que todos sepan que hoy eres más fuerte que ayer.

-El alma en los labios-

jueves, 27 de octubre de 2016

Heading Back Home


Hands in his pockets
But there´s nothing inside it
An old pair of worn shoes
With a hundred stories to tell

Fighting to find his way
Struggling to seek the light
And softly he hears a voice
Calling up inside his heart

Home
Shouts loud his name from far away
Where love is the air that he breathes
The water on streams
The sun in the spring
He´s heading back home

If he just had a couple dimes
He could go buy candy floss
To make it sweeter and smoother
To make it up from the long time loss

He´s getting close, with his bare hands
No sparkling little things, no souvenir
Love is all he´s got
Speaking from inside his heart

His heart start running
He can see his little house
All those teary smiles
Make his heart remember that

Home
Shouts loud our name from far away
Where love is the air that we breathe
The water on streams
The sun in the spring
There´s nothing like home

-Aurea-

martes, 25 de octubre de 2016

Tentemos a la suerte

[...] Laura y yo éramos amigas desde nuestros años de universidad. Mucho había llovido desde entonces, pero aún conservábamos la bonita costumbre de vernos siempre que podíamos y mantenernos al día. ¡Y que dure mucho!
Una herradura colgaba sobre la puerta de entrada de la cafetería. Descansaba hacia arriba, de una forma protectora, según algunos. Aunque otros dirían que mejor ponerla hacia abajo, de manera que "derrame" la buena fortuna sobre todo aquel que pase por debajo. Y no, yo no creo en supersticiones ni nada parecido, pero conocer a personas que creen “por si acaso”, te tiene que influir de alguna manera. Recetas prescritas por la cultura popular.
Yo me inclino más por aquellos que defienden que la suerte no se tiene, ni mucho menos se nace con ella. La suerte se gestiona. Se imagina para poder crearla, se lucha por poder mantenerla y se pierde si no se cuida.
Laura y yo no fuimos al viaje de fin de carrera ni nos propusimos un plan alternativo. En uno de nuestros últimos cafés, llegamos a la conclusión de que teníamos pendiente un viaje. Ese viaje. ¿A dónde? A Nueva York. Que seremos modestas, pero de vez en cuando apuntamos alto.
Siempre asocio a Laura con momentos de buena suerte. De alegría, esperanza, ilusión, positivismo. Casualidades o no, es un imán que atrae buenas noticias. Quedar con ella suele ser sinónimo de ellas. Nuestras despedidas suelen acabar en promesas de una futura celebración.
Y no sé si hay personas con buena o mala suerte, pero no lo creo. Más que buena o mala, todo depende de cómo veamos las cosas. De nuestra experiencia pasada y nuestros prejuicios. De si tenemos una visión optimista por naturaleza o si dejamos que el negativismo tome la palabra y decida por nosotros.
O lo que nos hacen ver. Que hay mucho desalmado suelto.
Que la suerte, por si sola, no existe. Se trabaja. Se consigue. La creas y le das forma. Por ti mismo y para ti. Que nadie te regala nada, lo logras tú solo. Que nada te cae del cielo, te lo ganas. Que no hay pactos válidos, salvo contigo mismo.
Es estar en el momento oportuno y en el lugar que tocaba. Es coger el tren correcto aunque no conozcas el último destino. Es ver la luz cuando parecía que nunca iba a llegar el día. Es saborear la victoria cuando dabas por perdida la batalla.

Y no es cuestión de amuletos, aunque todos los tengamos. ¡Yo la primera! Por el “por si acaso”, ya sabes. Amuletos de la suerte o contra el mal de ojo. Para curar un problema de salud o aprobar un examen. En la variedad está el gusto.
Laura es uno de ellos. Es mi fuente de buenas noticias. Es saber que aunque haya un mal día, me esperan días mejores por llegar. Es tener una palabra amiga tanto si la necesitas como si no. De las sinceras, esas que a veces escasean. 
Porque es necesario saber que aunque el tiempo pase y todo cambie, hay cosas que permanecen invariables. Esperándote. Porque es necesario saber que si hay que trabajar por lo que uno quiere, que sea con uñas y dientes. Sacar la artillería pesada y no esperar que llegue. Es llamarle y hacerle venir. Enseñarle el camino y hacer que se quede. 
Porque es necesario no ponerse límites, si acaso nada más que los necesarios. Es aceptar que habrá dudas y altibajos, que unos días estarás arriba y otros abajo, pero siempre avanzando. Paso a paso y a buen ritmo. Nunca te pares. 
La herradura fue testigo de nuestra despedida. Hasta la próxima quedada. Hasta la próxima celebración. ¿El viaje? Ojalá.

-Que la suerte nos acompañe, Entre suspiros y un café- 

¡Porque todos tenemos una "Laura" en nuestra vida!

lunes, 24 de octubre de 2016

Alguien se acuerda


Me gusta pensar,
que en alguna parte del mundo
hay alguien que se acuerda de que existo y no me olvida.

-La chica de ayer-

sábado, 22 de octubre de 2016

El Principio

Llevo semanas, por no decir meses, dando vueltas a un post y en estos momentos todavía no sé si verá la luz...
Escribo y borro. Escribo y no me gusta. Escribo y acabo publicando otra cosa.
Un asunto delicado, un tema complejo... y no saber por dónde comenzar.
A lo largo de estos meses, he mencionado algunas veces en el blog, que parte de mi vida y mi mundo habían sufrido un cambio... positivo, ¡claramente! Pero antes de eso estuve inmersa en un laberinto del cual no sabía ni cómo salir.
¡Y creedme! Cuando se está donde yo estuve es muy difícil darse cuenta de lo que está ocurriendo realmente, y mucho menos encontrar la salida.
Entré yo sola, por elección, pero llevada en volandas y con artimañas por la persona o personas que me rodearon durante algunos años. Personas tóxicas que se suelen llamar ahora.
Mi yo desapareció y el laberinto me engulló por completo.
Manipulación fue la palabra clave de todo ese tiempo. Fui un juguete en manos de algunas personas. Crear sentimientos de culpabilidad teniéndome como objetivo, incluso por cosas ínfimas, se convirtió, con el tiempo, en algo casi diario.
Actitudes de victimismo para que reaccionase con compasión, con pena… para no alejarme y poder seguir alimentándose de las emociones y sentimientos positivos que tenía. 
El chantaje emocional era la estrategia definida en cuanto sentían que me 'escapaba', que me alejaba de su control. En el momento en el que hacía algo que no gustaba se sentían dolidos, repetían sin parar el daño que les había hecho y provocaban que intentase compensar mi 'error'.
Relaciones de pareja, e incluso de amistad, a las que me agarré como un clavo ardiendo… hasta que me quemé.
Completamente perdida en esa época, la sensación que tenía era la de estar prisionera en una jaula con la puerta abierta y donde, al estar tan habituada a sus barrotes, cualquier cosa que no fuese estar bajo esa 'protección', infundía auténtico pánico. Dependía totalmente de la prisión invisible que tenía a mi alrededor.
Dejé de ser yo, manipulada y controlada, cada vez más hundida en un pozo que parecía no tener fin.
No fue fácil salir, no fue sencillo percibir dónde había llegado y el nivel de destrucción personal.
Tuve que volver a aprender a caminar, a creer de nuevo en mí, incluso si eso suponía hacerlo sola, y recuperar el amor propio que me había dejado por el camino.
Hubo manos amigas que fueron lanzando cuerdas hasta que conseguí agarrarme a ellas y, con su empuje, la luz se fue haciendo cada vez más nítida.
Desde entonces todo es diferente... Me alejé de situaciones y personas que sólo me perjudicaban, que me hacían sentir pequeña y sin valor, que me hacían ser nadie. Personas que intentaron reducirme con constantes provocaciones, con maldades, rumores y comentarios desagradables... muchos, por la espalda.
Algunos han intentado regresar una vez que volvieron a ver la sonrisa en mi cara, aquella que me robaron... Perdoné, seguí un nuevo camino donde no niego ese perdón, pero la confianza se esfumó con el viento. El pasado puede doler, pero se puede aprender de él.
Hoy, una de aquellas cuerdas, incluso ha llegado a decir que me he convertido en la mejor versión de mí misma... No sé si será verdad pero lo que sí sé es que nunca es tarde para darte cuenta de que mereces algo mejor.
No dejes nunca que alguien te haga sentir como si no te merecieras lo que quieres.
No tengas miedo de hacer el camino de regreso a ti mismo. No tengas miedo del juicio de los otros. Vuelve a comenzar siempre que [la vida] no tenga sentido para ti.
Ordena la casa, la cabeza... ¡la vida!
Vete guardando todo lo que necesites guardar, pero suelta todo lo que te pesa y lo que te prende.

Porque, a veces, aquello que parece el final es, al final, el PRINCIPIO.

“Incluso la noche más oscura terminará y el sol saldrá”
-Victor Hugo-

“Un pequeño cambio positivo puede cambiar tu día entero o tu vida entera”
-Nishant Grover-

-DetallesConectados-

jueves, 20 de octubre de 2016

Tropiezos

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.
Tropezamos con piedras en el camino; con objetos caídos; objetos perdidos; con errores propios y ajenos; con canciones; con olores; con sabores y sinsabores; con cuentos y cuentistas; con animales de cuatro y dos patas; con personas vacías y con personas que te regalan su universo; con agujeros negros y con ricos tesoros...
¡Y qué bueno tropezar dos veces! Porque a partir de la segunda ya podemos saludar a cada uno por su nombre propio e incluso hacerle un guiño de complicidad. 

-Salma Nadi-

martes, 18 de octubre de 2016

Los viajes

Los viajes se viven tres veces:

Cuando los soñamos,
cuando los vivimos y
cuando los recordamos.

-Anónimo-

lunes, 17 de octubre de 2016

Creí verte

Hoy nos he visto reflejados en una madre y su hija...
Hoy he retrocedido más de una década en el tiempo...
Hoy me he acordado de esas conversaciones...
Hoy he revivido cada segundo compartido en aquellos viajes...
Hoy creí verte... aunque ha sido sólo momentáneamente.

-DetallesConectados-

domingo, 16 de octubre de 2016

Amor universal

He llegado a la conclusión de que sentir cosas bonitas por los demás, sea cual sea la situación propia, es indicador de ir por el camino adecuado.
Seré una cursi o una intensa, pero hace un tiempo que vengo sintiendo unas ganas muy grandes de abrazar, de compartir. Hace un tiempo que vengo sintiendo un amor... algo así como universal, que se extiende a todas las personas de mi vida y que se alimenta del bienestar ajeno.
Creo que cuando uno puede superar las diferencias, no caer en comparaciones y librarse un poco de los juicios, queda más abierto a la experiencia social pura. A la conexión auténtica sin interferencias.
Buscar el bienestar ajeno alimenta el bienestar propio. La felicidad compartida se multiplica. El amor es verdaderamente barato; las conexiones entre personas son indiscutibles. Al fin y al cabo, todos somos la misma clase de seres humanos.
Yo qué sé. Si no se entiende nada, que la idea sea la de compartir amor como si la vida dependiera de ello. Que, de hecho, depende.

- El futuro nunca existió -

sábado, 15 de octubre de 2016

No soy una mujer normal

Nunca he sido una mujer normal, siempre he preferido el olor del café al del alcohol.
Me gusta la soledad acompañada de un libro y el atardecer asomándose por la ventana.
Soy de esas chicas que prefieren los silencios y los amores imposibles.
Soy de esas que se emocionan con una frase, con la poesía, que nunca están solas porque les acompañan sus pensamientos...
Soy una de esas chicas que bailan solas con una taza de café en la mano.
Así que ya sabes, no soy una mujer normal.

- La chica de ayer -

viernes, 14 de octubre de 2016

Lo inesperado

Dicen que lo inesperado es lo que te cambia la vida.
Como inesperada fue la lluvia de ayer. Esa que te sorprende ya entrada la noche, sin paraguas y sin prisas de volver a casa. Esa que de repente aparece como si nada y no te da tiempo a resguardarte. Cuando menos te lo esperas y quieres. Esa que te recuerda que el verano ya queda lejos y que el otoño pretende quedarse para largo.
La misma que te hace pensar si entras, sales o te quedas como estás. Que ir para nada, hay veces que es mucho más que una tontería. Es más bien impensable cuando sabes qué es lo que te espera y no es ni de lejos lo que quieres. Pero esperar que pase la tormenta… no es que sea siempre la mejor opción.
Mejor bailar bajo la lluvia.
En otoño, además de las tormentas, es temporada de rescatar antiguas asignaturas pendientes. Esas en las que nos matriculamos en algún enero y que aún arrastramos. Esas en las que nos proponemos ser aplicados, llevarlas al día y que, sin embargo, boicoteamos por todos lados sin excusas que valgan.
Las mismas ideas que aparecen periódicamente, de manera intermitente. Ideas que por momentos encandilan, apasionan y hasta enamoran, para pasar en un momento a apagarse ellas solas. Las mismas que dejamos de hacer por pereza o dejadez. Por no atrevernos, por creerlas difíciles, imposibles, inverosímiles. Por dejarlas a medias una y otra vez.
Como un disco rayado que siempre vuelve al mismo punto.
Nos marcamos metas, las mismas para las que en algún momento nos preparamos. O es lo que fingimos. Metas que nos gustaría cruzar y que no llegamos ni siquiera a vislumbrar. Porque topamos con algún desvío que nos saca del camino. O porque cambiamos de carrera a mitad de trayecto. O porque no llegamos a poner el pie más allá de la línea de salida.
Lo típico, vamos.
La siempre típica época de cambios, de los que estaban pendientes y de los que se nos ocurren de nuevo durante el verano. Tanto los recién salidos del horno como los que desde hace tiempo estaban ahí, en la despensa, esperando ese momento especial de ser rescatados del olvido.
Como en el olvido caen tantas cosas.
Y fue allí, en medio de una hermosa tormenta, cuando el viento me heló la cara y dejó a mis pies unas hojas de árbol. Las hojas del otoño, las del cambio irremediable.
El cambio que trae consigo nuevas ideas y los mejores comienzos. Los cambios que hacen caer las hojas secas para que, tras ellas, crezcan las nuevas. Más fuertes, resistentes y alegres.
Cambios llenos de vida.
Porque hay cambios que no tocan el claxon ni llaman al timbre para anunciar su llegada. Los hay que aguardan lo mínimo y arrancan sin esperar nada ni nadie. Los hay que transforman hasta el más recóndito rincón de tu vida, mientras que otros van tomando pequeños asaltos silenciosos. Y discretos.
Pero también hay momentos en que eres tú quien decide cambiar. Quizá porque la situación ya no da más de sí, te aburre o te asfixia. Quizá la situación es lo de menos. Acaso es por lo que hay dentro de ti, o lo que falta en él, más que por lo de fuera.
Sin importar de dónde viene, el impulso te anima a coger las riendas. Esas que siempre te han dado un poco de reparo tomar. O incluso miedo del real, el mismo que te paraliza hasta límites insospechados. El que te impide actuar, por mucho que intentes negarlo o tirar balones fuera.
El mismo por el cual, simplemente te dejabas llevar.
Y ahora te ves tomando el control, llevando el rumbo que desde hace mucho te hubiera gustado llevar. Buscando nuevos aires, deleitándote con nuevos horizontes. Quizá al principio un poco a la deriva, queriendo no perderte nada. Pero sabiendo que vas por buen camino.
Sabiendo que pudiste elegir, a pesar de lo malo y de tus propias resistencias. Y aunque seguro había otras salidas, fuiste tú quien eligió. Y elegiste la tuya propia. La que llevaba tu nombre. La que te hacía feliz. La que podría ser una equivocación, pero sería sólo tuya.
Sabiendo que en cada elección hay un riesgo. Más alto o más bajo, pero lo hay. Que las consecuencias a veces pueden ser enormes y sabiendo que no siempre quien arriesga gana. Lo que sí es seguro, es que no gana el que no lo hace. No gana el que no hace nada.
Gana el que vence miedos y asume riesgos, siguiendo su instinto, confiando en el destino. En trazarlo él mismo. Porque sabe que ni todo es bueno ni nada es malo, sino que opciones hay miles, y la actitud es decisiva. Que el azar reparte cartas, pero nosotros las jugamos.
Gana quien sabe jugar con su baraja. El que se mueve, el que explora más allá de sus límites. El que no se conforma. El que atraviesa nuevas sendas, el que no se da por vencido. El que se detiene sólo para coger fuerzas, no para lamentarse.
Para seguir avanzando, para seguir ganando.
Gana el que lo da todo, el que da lo mejor de sí mismo. Gana el que aprende cuando las cosas no resultan como espera. Cuando lo inesperado no es lo que de algún modo esperaba.
Gana el que lucha por sus sueños.

-Patri, Entre suspiros y un café-

jueves, 13 de octubre de 2016

Merecer y sentir

¿Alguna vez nos olvidaremos de lo que sentimos y recordaremos lo que merecemos?
¿Cuándo seremos lo suficientemente fuertes para dejar ir lo que ya no necesitamos?
¿Y lo suficientemente pacientes para esperar lo que nos haga sentirnos bien?

-La chica de ayer-

miércoles, 12 de octubre de 2016

No hay momento perfecto

Dime cuándo es el momento perfecto para dar ese paso, cuándo es ese instante en el que decides lanzarte sabiendo que todo saldrá como tú habías pensado, cuándo es el momento perfecto en el que sabes que acertarás, dime cuándo es el momento perfecto en el que sabes que estás preparado al 200%.
¿Cuándo es el momento perfecto? ¿Lo sabes? 
No te engañes, el momento perfecto no existe. 
Por mucho que te prepares, por mucho que lo hayas visualizado, por mucho que creas estar listo nunca encontrarás el momento perfecto. 
No existe el momento perfecto para lanzar un negocio: ¿mi público objetivo estará preparado? ¿Estoy listo para hipotecar mi vida a una idea? ¿Podría haberme preparado mejor? 
No existe el momento perfecto para tener un hijo: ¿tendré dinero? ¿Sabré educarlo? ¿Dónde viviremos? 
No existe el momento perfecto para cambiar de trabajo o, incluso, para crearlo. Os suena la frase “tampoco estoy tan mal”. 
No existe el momento perfecto para declararte a una chica o para pedirle un beso, si tiene que dártelo te lo dará, si te quiere rechazar da igual que una vidente te saque las cartas porque lo hará igual. 
No existe el momento perfecto para apuntarte a una prueba deportiva, siempre podrás prepararte mejor. 
No sé lo que te revuelve por dentro, no sé qué es lo que te quita el sueño, no sé qué es lo que llevas retrasando tanto tiempo que ya no recuerdas cómo o cuándo llegó a tu mente… 
Sea lo que sea ten claro que el momento perfecto no existe. 
Los putos astros no se van a alinear por o para ti, nadie te dirá cuándo hacerlo, cómo hacerlo o cuánto éxito alcanzarás. 
El único momento perfecto es hoy. 
En serio, piénsalo, cada día eres menos joven, menos ágil, cada vez te duelen más cosas, tienes menos dinero o menos dinero disponible. ¿Crees que mañana vas a estar mejor? ¿Crees que mañana será ese momento? 
Mañana estarás un día más cerca de la muerte, si no lo haces hoy no esperes resultados mañana porque no habrá resultados. 
Deja de buscar excusas y busca resultados. Haz, lanza y equivócate, lo único que puede pasar es que falles, que te quedes sin trabajo, que pierdas algo de dinero o que esa chica deje de quedar contigo… 
Elimina las excusas y salta, lo único que te puedes llevar es un golpe. ¡Y los golpes no matan, los golpes nos hacen más fuertes! 

-Muere Vacío, Pepe Martín-

martes, 11 de octubre de 2016

lunes, 10 de octubre de 2016

Me enamora

Me enamora la gente que siente y no se avergüenza de ello. La que lo expresa y lo demuestra sin miedo. La que no oculta las lágrimas, sean de alegría, rabia o de pena. La que da abrazos que curan cualquier mal y de los que no te soltarías en la vida. La que te habla sin palabras y te conmueve con gestos. La que acaricia con miradas y te transmite sensaciones. La gente que te eriza la piel.
Me enamora la gente que dice lo que piensa y que realmente piensa lo que dice. Que no es fácil. La que defiende sus ideas y sus emociones, porque son suyas y sinceras. Pero sin imponerlas a los demás, sin juzgar a quien piensa diferente y sin compararse con quien no las comparte.
Me enamora la gente que vive. La que no está pasando el rato. La que se compromete, arriesga, decide. La que se levanta una vez más, a pesar de haber perdido la cuenta de las veces que ha caído. La que no se rinde. La que siempre tiene algo por lo que seguir, cuando los demás ya se rindieron. La que no acepta un no como respuesta posible. La que deja huella.
Me enamora la gente que sabe lo que quiere y va a por ello. De frente y sin titubeos. Sin arrollar a nadie, pero sin abandonar por opiniones de terceros. La que se sacrifica cuando es necesario y la que se viste de gala cuando toca celebrarlo. La que es transparente, sin estar a merced de los demás. La que reconoce sus faltas y de seguido se pone a superarlas. La gente que da sin esperar.
Me enamora la gente que baila sin pensar. Y más aún, la que canta en voz alta. La que no espera gustar, sino disfrutar. A la que no le importa si lo hace bien o mal, sino que se deja llevar por el momento, por la música, por la emoción. Me enamora todavía más, la gente que te arrastra a bailar con ella, la que te da una vuelta y te hace olvidar ese sentimiento de pato mareado.
Me enamora la gente que perdona pero no olvida. La que recuerda sin rencores. La gente que aprende de la experiencia y pasa página. La que cree, pero no se conforma con lo que ve. La que crea sin destruir. La que camina, anda, corre y hasta vuela. La que comprende, y si no, lo intenta, pero no lo finge.
Me enamora la gente que surge en tu camino en el momento preciso. Como si hubiera estado esperando tras una esquina, en silencio, haciendo la cuenta atrás en voz muy baja. Para aparecer sin ser esperada, sin haber creado falsas expectativas o promesas imposibles. Para llegar y sorprender. Para llegar y ser bienvenida. Para llegar.
Me enamora la gente que quiere a diario y no espera que el calendario se lo recuerde.

- P., Entre suspiros y un café -

Amiguis...

domingo, 9 de octubre de 2016

Despedida

Esa sensación al subir al taxi de camino a la estación...

La mirada perdida...
El silencio ensordecedor...
La falta de aire...
Ese encoger de corazón...
Esas ganas de reventar a llorar...
El no querer echar la vista atrás para no hacerlo peor...

Cada vez más intenso todo...
Cada vez más difícil...


-DetallesConectados-

sábado, 8 de octubre de 2016

Fluye con la corriente

Deja que tu vida tome su rumbo y no te estreses por lo que no sabes sobre tu futuro.
Disfruta del presente.
No te ancles en el pasado. Si lo haces, comenzarás a arrepentirte de no haber hecho las cosas de manera diferente.
No te preocupes por lo que puedas hacer en ese futuro. ¡Piénsalo!, ¡claro!... Por supuesto que debes planearlo, meditarlo y decidir qué hacer, pero una vez que lo has hecho entonces es el momento de que vivas tu presente.
No esperes a que el tiempo pase y se convierta en un peso con el cual tengas que cargar.
Lo que hagas mal lo puedes solucionar ahora y no mañana. No dejes que sea un problema mayor o un esfuerzo que pueda costar mucho más trabajo que si tomas cartas en el asunto en ese preciso instante.
No hay razón para complicarte la vida.
Puedes facilitarte las cosas sin preocuparte por aquello que todavía no ha sucedido.
La vida ya está llena de preguntas, de incógnitas que siempre son necesarias, que debes pensar, y encima buscarles solución. De por sí ya es una prueba complicada, así que no estés constantemente en tensión, ¡relájate!
Ya tienes tu plan así que solamente VIVE para que cada situación vaya encajando en su lugar. Y si todavía no tienes uno, entonces no te preocupes tanto, piénsalo y elije el camino correcto.
Deja que la vida fluya con la corriente de tu plan para que pueda llevarte donde quieras.

-DetallesConectados-

jueves, 6 de octubre de 2016

Casi feliz

No te conformes con ser "casi feliz": no termines libros malos, sal del cine si la película es aburrida, si no te gusta lo que hay en el menú deja el restaurante, si no estás en el camino correcto, da la vuelta y toma otro. El tiempo es lo único que no vuelve.

-El alma en los labios-

miércoles, 5 de octubre de 2016

La mujer menos indicada

Evidentemente, no soy la mujer adecuada.
Amo la calma y la soledad de ti en paseos a media tarde. 
Me gusta cambiar las cosas de sitio y la estimulante tensión de una cuerda que separa dos extremos. 
Quisiera que vinieras a cada rato pero no te aseguro que para siempre. 
Detesto la comida japonesa, las despedidas y los compromisos.
Adoro mirarte cuando no lo sabes y después negar que lo hago. Las cerillas, adoro el olor que deja una cerilla cuando se apaga. 
Disfruto cuando me pierdo y no me encuentran. 
Mi idea de felicidad cambia cada cinco minutos y en algunas no sé siquiera si estás tú. 
Te darás cuentas que soy la mujer menos indicada, pero a mi favor puedo decirte 
que arriesgué mi corazón agrietado cada vez que creí en ti 
sin pensar en cuantos pedazos 
me podría romper. 

-Adriana Moragues-

lunes, 3 de octubre de 2016

Cupido

... Estoy dejando que el tiempo transcurra y haga su curso.
Trato de tener los ojos más abiertos y determinar con inteligencia si quien aparece frente a mí es la persona que me has enviado.
No quiero volverme a equivocar.
No quiero volver a tocar fondo otra vez y hundirme en llanto en las cuatro paredes de mi habitación.
No quiero terminar inmune al dolor porque entonces también me volvería inmune al amor, al fin y al cabo ambos son un sentimiento.
Así que por favor, si alguien no ha de ser para mí, no lo pongas en mi camino, prefiero la soledad a que nuevamente jueguen conmigo, yo sabré esperar mi destino...

-Stepha Salcas-

domingo, 2 de octubre de 2016

Nuevos ritmos

Gente que viene. Gente que va. Gente que aparece para quedarse. Conexiones que surgen de la nada. Conspiraciones del universo. Una nueva mirada a la vida. Conceptos rompedores que se instalan en mi cabeza. Compañeras de viaje (el de la vida, el del trozo del camino, sobre todo). Un mapa sobre la mesa. El mundo enlazado a través de mí. Energías que se atraen. Muchos abrazos. Carcajadas que llenan de vida. Amigas. Amigos. Soledad. Desafíos a mi desarrollo personal. Encontrarme. Empezar a mirar las lunas. Respirar. Respirar mucho. Entenderme y aceptarme (empezar a). Libros. Muchas palabras. Nuevos ritmos. Sentirme en el lugar adecuado. Querer. Que me quieran.


CONECTAR.

Tengo que dar las gracias por muchas cosas. Y yo feliz. Feliz de este trozo del camino que me lo llevo dentro, bien adentro.
Gracias. Gracias universo. Gracias dioses. Gracias casualidades de la vida. Gracias destino. Gracias a quien sea. Gracias a todos.

-El futuro nunca existió-

sábado, 1 de octubre de 2016

Lo mejor...

Punto y seguido. 
Carpetazo, si no a la mejor, a una de las mejores etapas que he vivido en esta ciudad. 
Definitivamente, los lugares los hacen las personas, y sin duda, la ciudad no habría sido la misma sin su presencia durante este tiempo. 
Son esos pequeños detalles los que valen la pena. Los que un día, echando la vista atrás, recordarás como algo grande y te harán pensar quién estaba contigo... 
“Saudades” ya de aquellas que me hicieron creer firmemente que “Lo mejor es lo que viene”. 

-DetallesConectados- 

¡Os voy a echar de menos "serranas"! ¡Os quiero!