lunes, 31 de julio de 2017

De verdad

Somos de quien conoce nuestras anécdotas más extrañas, incluso nuestros "tierra trágame". Que sabe de nuestros defectos, de todos, de nuestras manías, y conoce cada cicatriz de nuestro cuerpo, hasta las del corazón. Somos de quien conoce nuestros secretos, miedos, sueños y nuestras ideas más locas.

Somos, al fin y al cabo, de quien hemos dejado que nos conozca de verdad.

-Un rincón maravilloso-

domingo, 30 de julio de 2017

Levantarse

El mundo te romperá el corazón de todas las formas imaginables. Eso está garantizado y yo no puedo explicarlo, como tampoco la locura que llevo dentro ni la locura que llevan los demás.
La vida nunca es justa pero debes afrontar los golpes y seguir adelante. Y cuando tengas el corazón roto tendrás que volver a construirlo y, no sólo eso, tendrás que volver a confiar y esta es la parte más difícil. A pesar de todo esto, aunque la vida rompa todas tus ilusiones debes seguir soñando, ¿sabes por qué? Porque si no te ilusionas, porque si no sueñas, porque si no amas ¿qué clase de vida estarás viviendo?, ¿para qué quieres una vida si no la estás aprovechando?
No se puede vivir con miedo toda la vida. La vida es así: te caes, te levantas y te vuelves a caer. Pero, si ni siquiera te mueves por temor a caerte, en realidad, ya te has hundido.

-El lado bueno de las cosas-

sábado, 29 de julio de 2017

Y tú, ¿qué tipo de persona eres?

Hace unos días afirmaba de una forma convincente y rotunda que soy de esas personas que hablan más bien poco. Siempre he sido un niña callada y algo tímida, por eso me gustaba escuchar y, sobre todo, observar. Resulta que este gusto tan… ¿particular? me ha ido acompañando durante toda la vida de una forma u otra. Sí, no me vayan a malinterpretar pero, a veces, me sorprendo observando a las personas e imagino cómo serán: sus gestos, sus movimientos espontáneos y naturales, sus palabras y hasta su forma de moverse. Todo esto habla mucho más de nosotros de lo que creemos. He aprendido que son estos gestos los que dibujan la personalidad de uno mismo, los que hablan sin palabras, los que ofrecen un pequeño resumen de una persona casi sin conocerla previamente. Ese lenguaje no verbal tan determinante del que se llenan capítulos en las clases de psicología y en los libros de autoayuda.
Gracias a esta ardua – e involuntaria – labor de observación que me ha llevado años, 33 para ser exactos, me he dado cuenta de que hay tantos tipos de personas que sería injusto y, hasta en cierta parte, egoísta querer clasificarlos en bloques de personalidad o en función de conductas de comportamiento. 
Porque hay personas buenas, malas y regulares y luego están las que tienen ese carácter tan cambiante que llega a desquiciar, esos que un día bien pero al día siguiente no me mires que muerdo. Esas que sin el café de primera hora no son nadie y las que prefieren el té de media tarde. Las que reparten energía allá donde van, contagiando sus ganas, su fuerza y su vitalidad hasta al más incrédulo. También están las personas que ponen todo tu mundo patas arriba de una forma tan sutil y poética que incluso suena a música celestial. 
Están las que van y vienen. Las que un día fueron y que hoy ya no están. Las que están y estarán. Y las que siempre han estado aunque no lo hayamos visto bien. 
Luego están las generosas hasta la extenuación, también las hay caprichosas y decididas. Las valientes, las que hablan hasta debajo del agua, las que siempre quieren llevar razón y las que se mueven en la tormenta como pez en el agua. Las hay buenas por naturaleza, esa bondad que viene de cuna y poco o nada pueden hacer por simular un simple enfado. Las simpáticas, bordes, dulces, secas, introvertidas, dinámicas, risueñas, graciosas, impacientes, lentas y revolucionadas. Las motivadas y las asustadas ante casi cualquier cosa. Las delicadas, las efusivas, las trasnochadoras y las que coleccionan amaneceres como el que colecciona sellos. Las que sueñan despiertas y las que duermen soñando. Las almas gemelas que se dan la mano. Las personas como tú, como yo, como nosotros. Las que nunca se rinden. Y las que tienden la mano.
Están las falsas, que también las hay. 
Las hay narcisistas, ególatras e independientes. Las socialmente dependientes y las solitarias por devoción, que no obligación. 
Y si me permitís, os digo cuales son mis favoritas: Las de verdad. Las puras. Esas que te llenan el alma, que te regalan vida y con ellas todo es más interesante. Las que sorprenden sin pretenderlo. Las que aparentan una cosa y poco a poco vas descubriendo algo mucho, muchísimo, mejor. Las que no presentan dobleces, tal cual. O sí o no, sin término medio. Las que se pasarían horas hablando contigo de sinsentidos y banalidades. Íntegras. Completas. Coherentes. A las que una tarde no es suficiente y toda la vida se les queda corta. Las que abrazan sin remilgos ni complejos. Con las que el tiempo se detiene. Con las que no importa nada más. 

Con las que quiero estar. Con las que quiero ser. 

Y tú, ¿me cuentas qué tipo de persona eres? 

-La chica del quinto-

viernes, 28 de julio de 2017

Personas abrazo

¿Alguna vez os he hablado de las personas abrazo?
Sí, esas que te abrazan tan y tan fuerte que no puedes soltarlas jamás. Que siempre piensas… cinco minutos más, y esos cinco minutos se convierten en diez, y al final llegas tarde al trabajo.
Esas personas de las que nunca eres capaz de despedirte y te quedarías a vivir en ellas toda la vida. Esas personas que te abrazan tan intensamente que te transportan a tu lugar favorito en un abrir y cerrar de ojos.
Esas personas que, cuando tienes un problema, sales corriendo a buscarlas, no porque las necesites, sino porque el hecho de estar a su lado ya te resuelve cualquier ecuación porque te sientes capaz de todo. Esas personas con las que la vida siempre tiene música de fondo y es la banda sonora de tu película favorita.
Esas personas que sólo con recordar su sonrisa ya te hacen sonreír y recordar uno de sus abrazos te deja suspirando…
Si alguna vez te cruzas con una de ellas, abrázala bien fuerte, porque tienen una energía tan grande, que te llenan de felicidad sin decir una sola palabra.
Y si algún día te sientes perdido… busca a una de esas “personas abrazo”, porque ellas tienen la capacidad de hacerte regresar al camino de vuelta a casa.

-Vanesa-

jueves, 27 de julio de 2017

Energía contagiosa

Son muy poquitas las personas a las que hago referencia aquí. Y si lo hago es como consecuencia de algún detalle o de alguna fecha que quiero enmarcar.
Hace unos meses felicitaba a uno de mis huracanes y hoy no podía dejar pasar este día sin dedicarle unas líneas a mi otro huracán.
Algo más silenciosa, más discreta, más callada, pero no os dejéis engañar... porque está ahí, presente, y se hace notar. Siempre dispuesta a todo, con esa energía contagiosa que hace imposible no seguirla, eso que llamamos "un lo que sea y donde sea". 
Tiene un año (y un poco más) por delante de lo más movidito y, al mismo tiempo, lleno de emociones y momentos que no va a olvidar. ¿Mi suerte? Que me ha brindado la oportunidad de poder compartir con ella todo eso que viene.
Debería ser yo la que le diese hoy un regalo pero es ella la que lleva dándomelo desde el primer día. Y ya no me refiero sólo a su amistad sino también a su cariño. 
Y es que las cosas (personas) más bonitas de la vida se encuentran en los caminos más insospechados. Como insospechada fue la forma de conocernos y la rapidez con la que transformamos unos minutos de un café en un "ya eres una amigui más". 
Hoy no estoy a su lado y me da rabia. ¡Lo sabe bien! Pero en un par de semanas nos esperan unos días muy intensos, porque nuestros días juntas no tienen otra definición. 
No queda nada para que volvamos a las andadas, a armarla, a ser lo que mejor se nos da: ¡cohetes! Y es que como bien dice ella: "Lo que me encanta es que sólo hace falta que a una de las 3 nos apetezca hacer algo para que las otras dos se unan al instante.

¡Felicidades amigui! 

-DetallesConectados-

miércoles, 26 de julio de 2017

Pequeños

Los pequeños detalles siempre son los que cuentan.
Porque esos son realmente los que te hacen sonreír sin esperarlo, los que hacen que seas un poquito más feliz, y que te sientas más querida, por lo más mínimo. Son esos los que se quedan guardados para siempre en nuestra memoria, supongo que por el hecho de ser pequeños.
Y qué suerte.
Qué suerte poder irte un día a dormir y recordar cada detalle que se te ha quedado marcado de ese día, cada persona que te sorprendió en el momento exacto, que te conoce y sabe cómo hacerlo.
Y es que, al fin y al cabo, los pequeños detalles son los que marcan la diferencia.

-Un rincón maravilloso-

martes, 25 de julio de 2017

Truco

Cuando no sepas qué hacer, simplemente improvisa.
Cuando no sepas si merecerá la pena, atrévete. 
Cuando no sepas por qué, arriésgate.
Cuando no sepas si podrás, inténtalo. 
Cuando no sepas si debes seguir, recuerda por qué empezaste. 
Cuando no quieras, simplemente di NO. 
Cuando no puedas detener las olas, recuerda que lo que sí puedes, es aprender a surfear. 
Cuando no te guste el qué, cámbialo todo por un bonito cómo. 
Cuando te canses de tanto pensar, empieza a sentir. 
Ahí está el truco. En pensar menos y sentir más. En atreverse, en arriesgar, en intentar, en improvisar y en decidirte a vivir con toda la intensidad que puedas. 

-Caracoles Caraduras-

lunes, 24 de julio de 2017

Patria

"Nos esforzamos por darle un sentido, una forma, un orden a la vida, y al final la vida hace con una lo que le da la gana."

Empiezo este post con unas líneas del libro "Patria", de Fernando Aramburu, uno de los libros que me ha acompañado en estos días de vacaciones. Unos días de descanso, que no de desconexión total, y tras los cuales vuelvo con una sensación de cambio, de saber que muchas cosas serán diferentes a partir de este momento, que hay y que habrá grandes transformaciones a mi alrededor y como consecuencia en mi día a día. 
Tal vez no esté siendo un verano como el del año pasado, tan movido, tan a lo loco. ¡Ni mucho menos! Es difícil que se vuelvan a juntar tantos astros para repetir dos meses como aquellos. Pero por otro lado está siendo un verano de mucho sentimiento. Al fin y al cabo es lo que nos mueve y lo que más me mueve. 
Han sido días de pensar. Algo que en los últimos tiempos se había vuelto casi imposible. Y he sentido unas ganas irrefrenables de estar con los míos, con mi gente, con los de casa, con los de siempre, con los que llegaron no hace tanto y con esos que me fueron acompañando a lo largo de esa vida que parece ahora tan lejana. Personas que querría tener más presentes en mi día a día pero que en estos momentos resulta imposible. 
Y es que no hay vuelta a dar. Mientras la vida me va acercando, aproximándome cada vez más de algunas personas, esa misma vida también se empeña en alejarme de otras... en distancia, que no en el corazón.
Difícil es explicar todo lo que me ha rondado por la cabeza durante la semana pasada pero me quedo con una imagen: la del puente uniendo los dos lados, las dos fronteras, los dos países... las dos vidas. 
Dos vidas que son realmente sólo una, aunque una de ellas me hace añorar a la otra hasta límites insospechados, que me recuerda constantemente todos los días que hay algo que está por venir, pero que independientemente de lo que venga, siempre existirá ese lazo invisible que me mantendrá eternamente unida con el otro lado del puente. 

-DetallesConectados-

domingo, 23 de julio de 2017

Hay días

Hay días que tienes el impulso de comerte el mundo sin masticarlo.
Días que tienes el impulso de salir corriendo y convertirte en viento.
Días que el impulso te empuja a retroceder, y cuando quieres avanzar no hay camino de vuelta a casa.
Días que pasan sin querer pasar y el impulso te da alas pero no velocidad.
Hay días que cuentan, días que restan, días que el impulso de parar tu vida llega antes que la impotencia de no poderla controlar.
La impotencia es la consecuencia de la impaciencia. Lo sabes cuando no te queda tiempo para la espera.
Hay días que tienes el impulso de seguir apartando las piedras.
Tropezando con ellas.

Pero hay que aceptar que hay otros, otros días, en los que sólo sobrevive el impulso de rendirte. Y aún así, eso resulta suficiente para que no lo hagas.

-Lena Carrilero-

sábado, 22 de julio de 2017

Buen corazón

No abuses de la paciencia de un buen corazón.
Un buen corazón es aquel que es capaz de perdonar mil veces, de recomenzar mil veces, de luchar mil veces por aquello (y por aquellos) en lo que cree. Mil y una si es necesario. 
Pero cuando un buen corazón decide cerrar la puerta, girar la llave y escribir "fin", no hay nada que le haga volver atrás. 

-DetallesConectados-

viernes, 21 de julio de 2017

Me lo dijo ella

Ella me dice que a veces tienes que nadar en el barro más oscuro y profundo para darte cuenta de la inmensidad y la belleza que hay en el cielo. Que el tiempo todo lo cura, que el tiempo todo lo puede y que todo, absolutamente todo, lo vence. Que somos más fuertes de lo que pensamos, mucho más, y que en las situaciones más complicadas, esas pruebas que nos pone de vez en cuando la vida, es cuando aparece nuestra verdadera y única personalidad, la más salvaje, la más primitiva…la más auténtica. De ahí, parece ser, sale la grandeza humana, de ahí es de donde nace ese instinto por la supervivencia y la superación de la que nadie es consciente. Y de eso, ella va sobrada.
También me cuenta que todo puede ir a peor, que no está bien pensar así, pero a veces…pasa. Que en un instante la sonrisa se puede tornar en la más amarga de las lágrimas, donde nada ni nadie podrá darte el consuelo que necesitas, donde todo se desmorona y nada tiene sentido. Me habla de un dolor psicológico más allá del físico, algo más profundo y más doloroso si cabe. Ella me mira a los ojos y me asegura que la mente mueve montañas y que aquí hemos venido a luchar, a no dejar caer las alas nunca, a poder con lo que se nos presente de forma brusca e inesperada y a derribar muros que antes creíamos infranqueables.
Me habla de forma numérica, me dice que los días tienen la respuesta, que los meses nos darán una explicación y que con el paso de los años entenderemos que todo habrá quedado en una vieja y casi olvidada pesadilla.
Yo también pienso como ella, y creo que así será.
Porque todo llegará y también todo…pasará.

-La chica del quinto-

jueves, 20 de julio de 2017

¿Llenamos el vaso?

De vez en cuando hay que dejarse llevar, olvidarse de listados enormes de tareas y centrarse solo en intentar ser feliz. En hacer de las pequeñas cosas momentos geniales. El qué es el que es, pero el cómo lo decide cada uno. Así que puestos a elegir, que “tus cómo” vivas cada pequeña cosa, sean bien chulos.
Al final es lo que cuenta, esas pequeñas cosas que viviste con toda la intensidad del mundo, cuando te das cuenta que un café es más que un café dependiendo de como lo vivas, que el perderse puede significar descubrir lugares nuevos, que no haber decidido aún dónde irte de viaje puede ser irte a cualquier lugar y de cualquier manera, que simplemente hay que aprender a darle la vuelta a la tortilla, a convertir la vida en la mayor de las aventuras, a hacer que cada pequeña cosa cuente, a ver el vaso medio lleno y, ¿por qué no?, a llenarlo un poquito más si hace falta. 

No olvides ser feliz, es lo único que tienes que hacer. 

-Caracoles Caraduras-

miércoles, 19 de julio de 2017

La risa

Hay personas que con el simple hecho de existir en tu vida te ayuda a respirar un poco más cada día… No hablo de quien ves todos los días, eso no importa, lo que importa es que te haga sentir que ESTÁ, ahí, justo en el momento apropiado para salvarte y ver que tal vez merece la pena un momento de querer desaparecer si después aparece y te hace reír con cualquier tontería.


Y no hay mejor salvación que esa… La risa.

-Ana María Fernández Gómez-

martes, 18 de julio de 2017

lunes, 17 de julio de 2017

Aprendí

Aprendí que cuando te equivocas es cuando más se aprende, y que los palos sólo nos hacen más fuerte todavía. Aprendí que no es más valioso quien lleva más tiempo, sino quien ha marcado más la diferencia, quien se quedó cuando todo el mundo se fue y quien te aceptó incluso con tus defectos. Aprendí que el amor no acaba si se cuida, se respeta y se valora. Y que los pequeños detalles son los que realmente merecen la pena, los que permanecen siempre en nuestra memoria. Aprendí a valorar las cosas, a no preocuparme por tonterías y a saber aprovechar cada segundo.
Aprendí que hay quien sólo quiere hacer daño, y que el mundo está lleno de envidiosos y de enemigos. Que hay quien te odiará por lo que eres, pero hay otros que te amarán por la misma razón. Aprendí a no rendirme a pesar de cada bache, cada adversidad o cada piedra en el camino, porque sé que todo esfuerzo siempre tiene su recompensa.
Aprendí a sonreír, aun con todas las veces que lloré. Aprendí a no confiar en nadie hasta que me demostrara que valdría la pena, y a no esperar nada de nadie, porque siempre fue mejor llevarse sorpresas a desilusiones. Aprendí que si no me quiero yo, no me va a querer nadie. Y que no es quererse mucho, sino quererse bien.

Aprendí a vivir, 
aun con todo lo que eso conlleva.

-Un rincón maravilloso-

domingo, 16 de julio de 2017

Ese lugar...

Todos tenemos un sitio donde nos sentimos a salvo.
Donde nos vemos pequeñitos y extrañamente ridículos. Donde se respira despacio y, cada cinco o seis minutos, es obligatoria una dosis extra de oxígeno. Donde casi siempre hay mar y las decisiones se toman sin darle vueltas. Donde a veces, muy pocas, dejas entrar a alguien con cerveza.
Donde nunca estás tú.
Donde se ordena todo.

-@labenitoescribe-

sábado, 15 de julio de 2017

Sis

Once años en otro país. Once años de una vida marcados por las idas y venidas, por los momentos y las personas, muchos de ellos fugaces. Once años viendo llegar a desconocidos que se convirtieron en amigos, incluso en familia durante unos meses, y viendo a esas mismas personas marcharse.
Atrás quedan siempre los buenos recuerdos, todo lo compartido y vivido. Riqueza personal que lo llaman. Yo lo llamo "un cachito menos de corazón" porque cada uno se ha llevado consigo una parte de mí. 
He visto pasar a tanta gente que he perdido la cuenta de los "hasta la vista" y los "buena suerte". Esas despedidas que parecían parciales pero que en el fondo sabía que muchas de ellas se convertirían en definitivas, pues el tiempo, y la vida, te enseñan que no se puede estar en todas partes y que cada uno tiene que ir tejiendo su propio destino. Momentos y situaciones que a veces han hecho surgir la pregunta de si valía la pena encariñarse para luego "sufrir". 
Al final, sólo unos pocos son los que quedan y son esos los que nunca dejas escapar de tu lado, aunque estén a cientos de kilómetros, aunque la relación ya no sea tan intensa, tan estrecha, pero que sabes que el tiempo compartido hizo que se convirtiese en una relación de esas que, a pesar del paso de los años, cuando os reencontráis, el tiempo se para, retrocede, y todo sigue igual que cuando os separasteis. 
Pero qué complicado se me hace decirte a ti especialmente ese "hasta la vista"... No puedo. Y lo que es peor, no quiero. Me niego a hacerlo. Esas palabras no me salen de la boca. Se me quedan agarradas al estómago.
Llegaste en silencio, casi con vergüenza, y te vas dejando un vacío imposible de reemplazar. Porque alguien como tú no tiene sustitución, ni siquiera una sustitución parcial para fingir apaciguar tal vacío. 
Sin ser igual a mí, has sido mi hermana durante todo este tiempo. A veces hasta hemos comentado que podíamos ser gemelas [en el blanco de los ojos...] ¡Si es que tenemos una tontería encima que no podemos con ella! Aunque realmente hemos llegado a pensar cómo es posible que seamos tan iguales en cosas que incluso para nosotras nos resultan extrañas. 
Hemos compartido tanta historia en tan poco tiempo que casi no nos hemos dado cuenta de lo rápido que ha pasado. 
No hemos sido (y no somos) de las que están todo el día juntas como Zipi y Zape pero se ha sentido así. No era necesario estarlo para estar porque incluso no estando, siempre nos hemos sentido. 
Apoyo incondicional sin ningún reproche, pero llamándonos la atención cuando ha sido necesario. 
Hemos sido faro para no perdernos en los días de tinieblas, ancla para no ser arrastradas por la marea en los días que nos ahogábamos, red para no caer al vacío de la tristeza, cuerda para sacarnos del pozo de nuestras comeduras de tarro... ¡Hemos sido todo lo que era necesario en cada momento y más! 
Muy poquitas son las personas que me conocen como lo haces tú, lo sabes bien. Y es que ya no precisamos explicar nada. Basta vernos a los ojos y ya sabemos lo que hay, lo que pensamos, lo que nos ronda la cabeza. ¡Complicidad! Hacía mucho que no usaba esa palabra con alguien y se queda corta. 
Nunca nos ha faltado tema de conversación. Nunca. Somos capaces de empezar hablando de un tema y enlazar, sin ninguna razón, con otro que no tiene absolutamente nada que ver. Pero nosotras nos entendemos perfectamente. Tenemos esa capacidad innata. 
He perdido la cuenta de los días que quedamos para tomar una cerveza o para cenar de tranquis y acabamos llegando a casa ya con el sol casi naciendo en el horizonte de la ciudad, no sin antes haberlo dado todo con los ritmos latinos. De las noches de comida basura, película, manta y conversación hasta bien entrada la madrugada, donde intentábamos arreglar y desarreglar nuestros mundos, donde las confesiones se convirtieron en grandes revelaciones. De las llamadas de teléfono cuando salías de la uni y de lo VIP que somos en el whatsapp de la otra. De los viajes, escapadas o excursiones improvisadas, sin olvidarme de los conciertos que nos vieron saltar como locas. De la colección de fotos (selfies la gran mayoría, por supuesto) que tenemos juntas en escasos meses. ¡Difícil es encontrar una foto en la que no salgamos las dos! De las comidas de domingo en familia en el jardín de tu casa, las fiestas de cumpleaños o los desayunos. De los días duros de oficina y universidad que acababan mentalmente con nosotras, días que lo veíamos todo muy negro y que parecía que no tenían solución. De nuestros momentos de llantos y de esos otros en los que acabamos con dolor de barriga de tanto reír. 
No sé si eres consciente pero me resulta complicado buscar un recuerdo del último año y medio (casi) en el que no estés presente, de una manera o de otra. 
Hemos compartido tantos minutos que nos hemos convertido literalmente en familia. ¿Aquella frase de "los amigos son la familia que escogemos"? Pues nosotras hace tiempo que ya hicimos eso, que ya nos escogimos, ¡con todas las consecuencias! ¡Side by side!
¡Ay Canaria!, ¡mi Canaria! Me has conquistado, me has ganado, y te llevas contigo gran parte de mí. ¡Y lo sabes! 
Desconozco lo que nos deparará el futuro pero no quiero que esto sea una despedida triste (aunque la llantina no me la va a quitar nadie) porque sé que lo mejor es lo que viene. Eso lo llevamos ya tatuado en nuestro cuerpo y quiero creer que es verdad, que llegará ese día y que estaremos ahí, cerca o lejos, para verlo. 
Podría escribir más y más y no me cansaría. ¡Para ti sólo tengo palabras bonitas!
Te deseo lo mejor pío-pío, que triunfes, que vuelvas al mundo, al de verdad, porque éste, sinceramente, se te queda pequeño y tú perteneces al grande. 
Vuela, vuela alto pequeña. Tienes el universo a tus pies y el infinito como meta. Conquístalos como nos has ido conquistando a todos aquí durante este tiempo. Si son listos, no te dejarán escapar. 

Amiga, hermana, confidente, apoyo... ¡todo! No sé si se nota pero aún no te has ido y ya te echo de menos. 

Once sis, forever sis! 

P.D. Siempre nos quedará Berlín. 

-DetallesConectados-

jueves, 13 de julio de 2017

33

A mis 33 marzos, estoy aprendiendo a encontrar la paz interior, la serenidad, el equilibrio. Me tomo mi tiempo, no tengo la prisa de antaño. Estoy disfrutando del proceso... al fin y al cabo, dura toda la vida.
A mis 33 marzos, estoy empezando a sentirme en calma, serena, segura, tranquila; a observarme, a conocerme, a aceptarme, a ser consciente de mí misma, a amarme tal como soy.
A mis 33 marzos, no tengo necesidad de disfrazar la verdad, de quedar bien, de andarme con postureos ni medias tintas. Lo que siento, pienso, digo y hago siempre se corresponde.
A mis 33 marzos, no espero complacer a todo el mundo, he aceptado que es algo, sencillamente, imposible, y he decidido que si para gustarle a todos debo dejar de ser fiel a mí misma, aunque solo sea un instante, prefiero correr el riesgo de no gustarle a nadie.
A mis 33 marzos, me he alejado de lo que no me hacía feliz, he vaciado mi mochila, me he desprendido de las rémoras que no me dejaban avanzar, y he comenzado a andar mi camino ligera de ese equipaje que, sin darme cuenta, tanto daño me hacía. Me he despedido de quien debía hacerlo, y no he vuelto a mirar atrás. Soy libre para decidir quién quiero que forme parte de mi vida.... y sobre todo, quién no.
A mis 33 marzos, estoy aprendiendo a amar todos y cada uno de mis defectos, y lo más importante: a no olvidarme jamás de estar orgullosa de mis virtudes.

Soy feliz conmigo misma… a mis 33 marzos... a las primaveras que vengan.

-Ali Cia Martín-

miércoles, 12 de julio de 2017

Serranas no fallan

¡Qué días de completa locura! Aunque con ellas, eso no es nuevo y tampoco me debería sorprender. Cuando la risa lo envuelve todo es imposible tener un segundo de respiro.
No hace mucho intentaba explicar lo complicado que es mantener eso que tenemos nosotras con tan sólo dos meses de convivencia y algunas aventuras grabadas ya en la memoria para contar en el futuro. No es muy normal con esas personalidades tan diferentes y no es fácil viviendo cada una en una punta. De hecho comentaba, que a pesar de la relación tan estrecha que tenemos, podía ser difícil que nos reencontrásemos todas de nuevo. Difícil, que no imposible.
No por falta de ganas, que de eso nos sobra a todas, sino porque muchas veces las circunstancias ajenas nos complican la vida: la rutina, las responsabilidades, alguna madurez que en algún momento tendrán que alcanzar (¡sin querer ofender!)... 
Mi mensaje no era de pesimismo. Más bien de alguien que tiene algunos años más de experiencia, a la gran mayoría de sus amigos a cientos de kilómetros de distancia y de que es consciente que no se puede estar en todos lados por mucho que uno quiera. 
Pero todo hay que decirlo... y es que ellas removerían cielo, tierra, agua... no sé, ¡TODO!, para estar presentes cuando se reclama su presencia. Y una vez más lo han hecho. 
No hay mayor felicidad que ver a los nuestros felices, y eso, fue conseguido con creces. No nos cansamos de repetir las imágenes de estos días en nuestra cabeza. Las hemos revivido una y otra vez en las pocas horas que hemos estado juntas. Vimos e hicimos feliz a una de las nuestras, y el resto: la locura del viaje, las horas de insomnio, el cansancio, la preparación... el resto no tiene importancia. 
Lo bonito de todo esto es que siga habiendo ganas a pesar de esa distancia que separa; que cuando alguien lo pida o lo necesite, el resto estemos ahí a pesar de nuestras vidas. Eso... ¡eso es lo bonito! 

Nada es para siempre, pero lo que se cuida, ¡dura mucho más!

Próximo encuentro... ¡Lille!

P.D.: ¡Gracias por el tremendo esfuerzo, galegas! 

-DetallesConectados-

martes, 11 de julio de 2017

Grietas


Magia también es todo aquello que hacemos las personas rotas para tapar las grietas y sonreír sin que nadie se dé cuenta. 

-Sergio Chico-

domingo, 9 de julio de 2017

Personas ciudad

Hay personas que podían ser ciudades porque convierten en hogar allí donde vayas.
Son las razones, los motivos y las excusas por las que recorrería cientos de kilómetros, porque ellas serán siempre el mejor destino.
Y el mejor destinatario.

-Loreto Sesma-

sábado, 8 de julio de 2017

A ti

A ti, que hoy es tu día.
A ti, que te sonríe la juventud de los veinticuatro y que me has dejado compartir contigo minutos de esos escasos años de existencia.
A ti, que tuviste que crecer y aprender más rápido de lo normal. 
A ti, que el destino quiso que nuestros caminos se cruzasen. 
A ti, que sólo puedes sentir orgullo por todo lo que has logrado en este último año. 
A ti, que te has convertido en familia. 
A ti, que tienes un mundo por delante para y por conquistar. 
A ti, que llegaste y te quedaste, independientemente de todo. 

A ti, que hoy cumples años... sólo te voy a desear muchas felicidades... porque la semana que viene llegará el resto...

-DetallesConectados-

viernes, 7 de julio de 2017

Julio que renueva

En julio nos pueden las ganas… La impaciencia se apodera de nosotros porque sabemos que todos los planes que hemos ido haciendo en las últimas semanas están más cerca de hacerse realidad, vamos a templarla que esto no ha hecho más que empezar. Nos empezamos a alejar paulatinamente de nuestras preocupaciones y también de esas pequeñas alegrías que nos han permitido tomar un respiro a lo largo de estos meses; de nuestra casa y nuestro ambiente natural, de esas caras conocidas que forman parte de nuestro día a día… No importa si tenemos pensado ir cerca o lejos, el caso es que vamos a poner distancia con nuestra rutina y, a estas alturas, lo necesitamos.
Viene ahora esa época en la que, de repente, tenemos tiempo para dedicarlo a lo que nos apetezca… Sin duda, se nos presenta un gran reto. Porque estamos acostumbrados a que una agenda nos marque dónde debemos estar cada día, tenemos programadas las veinticuatro horas del día el resto de los meses y ahora que estamos a punto de tomar el control sobre nuestras vidas -de decidir y de hacer lo que realmente queremos-, nos preguntamos a qué vamos a dedicarla y, sobre todo, a quién. 
Pues, te animo a rodearte de la gente que te quiere, de esas personas imprescindibles en tu vida. Porque luego, cuando eches la vista atrás y pienses en estos días, lo realmente importante para ti será con quién has disfrutado de unos planes cambiantes, que quedaron en segundo plano porque cedieron todo su protagonismo a la mejor de las compañías. También te aconsejo hacer aquello que te apasiona sin que el reloj marque las horas, sin que nada, ni nadie te interrumpa, reserva algo de tiempo para esas aficiones a las que les debes tantas horas después de todos estos meses. Y, algo imprescindible en estos días es pensar y repensar dónde te gustaría estar el año que viene por estas fechas, porque es la mejor época para alimentar nuestros sueños, esos a los que irás dando forma el resto del año -pero es que todo empieza aquí, que no se te olvide-.
Déjame decirte que julio es esa ventaja que te concede agosto para que el cuerpo se te vaya haciendo a lo que está por venir… Julio es su mejor prólogo, te permite ir plegando velas, te anima a ir recogiendo los proyectos que no has conseguido finalizar para que puedas retomarlos más adelante, te pone en paz con el curso que acaba y contigo mismo. Saborea estos días, que no se te escapen haciendo la cuenta atrás para el octavo mes del año, porque el séptimo también puede convertirse en inolvidable. 
Una especie de renovación completa nos espera a la vuelta de la esquina, algo así como tomar aire para continuar tras este parón tan necesario. Respira hondo y disfruta, saborea todos esos recuerdos que ya tienen sitio en alguna parte de ti y prepárate para los que estás a punto de crear… 

-Te lo dije cantando-

jueves, 6 de julio de 2017

Querido verano:

No sabes las ganas que tenía de que llegaras. He estado trabajando como nunca para poder disfrutarte como siempre.
Tengo muchas ganas de comerme el mundo en estos tres meses. Tengo mi agenda llena de planes. Llena de amigos, de horas muertas y de billetes de tren y de avión. 
He metido los mapas en la guantera del coche. También tengo unas gafas de sol y algo de comida, porque los mejores destinos son los que nunca se planean y por eso quiero estar preparada. 
Así que te pido sol, para poder disfrutarte a base de refrescos y helados. Para poder disfrutar del aire libre en todas sus facetas. Yo a cambio, te prometo dejar de lado mis complejos y lucir mis mejores bikinis y pantalones cortos. Pero dame también alguna noche de lluvia, para poder disfrutar de un buen libro. O simplemente para recordar esas noches de invierno de manta, película y sofá. 
Quiero de esos días sin móvil, de desconexión y paz mental, donde mi principal preocupación sea echarme crema solar por todo el cuerpo y decidir si prefiero una cerveza fría o un buen vino. 
Te pido noches de música. De bailar hasta que me duelan los pies y volver a casa sin tener que preocuparme del madrugón del día siguiente. Que sea el destino el que juzgue a qué hora llegaré a casa. 
Y también quisiera algún amor de verano. O algún reencuentro. De esos que se ven en las películas. De los que te quitan el aliento y te hacen sentir viva. Sin ataduras, sin compromisos. Con el aquí y el ahora. El mañana ya se verá. De esos en los que la regla que impera es “mejor pedir perdón que pedir permiso”. Porque el tiempo apremia y nos sobran ganas y complicidad. 
Y no me olvido de lo más importante. Quiero a mi lado a mis mejores amigos. A la gente que quiero. Quiero comidas de verano interminables y sobremesas aún más largas. Porque ellos hacen que tú, querido verano, seas tan anhelado. Porque lo que al final importa realmente no es el dónde, sino con quién. 
Y, por favor, no pases demasiado rápido. 
Atentamente,

-Limón y sal-

miércoles, 5 de julio de 2017

Soy el camino que recorro

Soy lo que escribo y lo que jamás me he atrevido a decir. Soy los abrazos que he dado y los besos que rechacé. Soy los apellidos que figuran en mi DNI y la forma cariñosa de llamarme de mi abuelo. Soy el mayor orgullo de mis padres y la decepción esporádica de un gran amigo. Soy la locura de las noches de verano y la absoluta paz de las tardes de invierno. Soy el ataque de risa escandaloso y el llanto desconsolado en silencio. Soy los perdones que he otorgado y el rencor del que no me deshago. Soy el niño ilusionado en la noche de Reyes y la explosión de sensualidad en la pista de baile. Soy la guerra cuando la causa lo merece y la declaración de paz después de una batalla. Soy el grito del rebelde y la sangre en la lengua del que se la muerde. Soy los libros que he leído y las palabras de amor tatuadas en mi piel. Soy tan común que pasaré desapercibida por la calle y tan especial que jamás podrás olvidarte de mí. Soy las experiencias que he vivido y los proyectos futuros que lucho por cumplir. Soy la gente que me acompaña en el camino y, sobre todo, soy los pies que lo recorren.

-La mirada de Julita-

martes, 4 de julio de 2017

Sin miedo

¿Te has dado cuenta de las cosas que podemos llegar a perdernos por miedo? El miedo, en general, tiende a paralizarnos, a impedir ir más allá, actúa como una barrera invisible ante las cosas, a veces, buenas o muy buenas que nos esperan justamente ahí, al otro lado de ese río llamado miedo. Nos asusta no saber lo que hay a la vuelta de la esquina, no poder controlar lo que puede pasar mañana. Desasosiego, duda, desazón, cierto grado de incertidumbre… son estados que experimentamos cuando ese coco llamado miedo decide hacernos una visita. Unas veces lo hace sin avisar, y otras llega como una manada de elefantes en una cacharrería, haciendo mucho ruido.
Reconozco que soy la primera que siente cierto miedo a lo desconocido, a lo nuevo, a ese jardín secreto por descubrir. Esa especie de vértigo interior en el momento en el que decides ver qué hay fuera de esa zona que algunos llaman “de confort”. De vez en cuando, no estaría mal echar un vistazo a ese otro lado, a ese mundo desconocido que sólo está a un paso, atrás o adelante. Esa zancada que empiezo a dar a medias, solo para olfatear eso que se cuece detrás del muro.
Y, te diré algo, así ahora que no nos mira nadie: me gusta lo que veo. De hecho, me gusta bastante. Y aparece el momento en el que te da por fantasear cómo sería tú vida fuera de la barrera de esa zona de confort y, aunque al principio asusta un poco, al final puede llegar a sonar bastante bien. Siempre con cabeza, con corazón, con ganas, con esfuerzo, con dedicación, con pasión y sin gota de miedo.
Sin miedo a cumplir mis sueños, que son míos. Sin miedo a los recuerdos del pasado, mucho menos a los que crearemos en el futuro. Sin miedo a las personas. Sin miedo a los planes, a ese operativo que ya está montado. Sin miedo a hablar claro o a leer entre líneas. Sin miedo a los susurros ni a los gritos desesperados. Sin miedo a las llamadas ni a las alertas. Sin miedo a los descansos. Sin miedo a las letras que esconden más de lo que muestran. Sin miedo a los lunes. Ni a los domingos perezosos.
Sin miedo a decir no. A romper moldes. A derribar muros o a destruir barreras. Sin miedo a mirar atrás. Sin miedo a afrontar lo nuevo. Sin miedo. Sin miedo a las nuevas sensaciones, aromas y sabores. Sin miedo a retomar algo. Sin miedo a abandonarlo todo. Sin miedo a las decisiones. A los aciertos y a los errores. Sin miedo a cerrar puertas que antes siempre estaban abiertas. Sin miedo cuando estás a mi lado. Cuando estáis conmigo.Sin miedo a la poesía. A las letras que son mi vida. Sin miedo a vaciarme por dentro. A poner el corazón al servicio de lo que merece la pena. Sin miedo a compartir. A no llegar. A pasarme de largo. Sin miedo a hablar alto y a cantar raro. Sin miedo a las locuras. Sin miedo a los apuntes que algún día pondré en orden, están todos en mi cabeza o en esa libreta escondida en alguna parte. Sin miedo a todo esto porque algún día tendrá sentido. Sin miedo a esperar, a esperarte. Sin miedo a lo que no espero. A lo que llega de repente. Sin miedo a soñar con una realidad difusa. Sin miedo a los viajes sin rumbo. Sin miedo a los días. A las horas. A los minutos. Sin miedo al tiempo.

Sin miedo a nada.

-La chica del quinto-

lunes, 3 de julio de 2017

La chica

Eres la chica de los sin saber por qué, llora a las 3 y sonríe a las 4, la que pierde todos los trenes sin haber pensado sobre su destino.
Eres la chica que dedica su tiempo a contestar los mensajes lo más rápido que puede y que nunca recibe respuestas. 
Eres la chica que se pone música para recordar que a veces sueña, la que quiere olvidar a ratos, la que calla todo lo que dice su cabeza y grita todo lo que le sale de su corazón. 
Eres la chica que cumple, la que pide perdón demasiadas veces y sale despeinada de casa cada mañana porque odia su pelo. 
Eres la chica que pone los pies en la tierra pero que le encanta salir a volar, la que se queda despierta hasta muy tarde, la que cruza en rojo los semáforos porque está cansada de esperar y nadie espera por ti. Es la chica que está cansada de esperar a que las cosas cambien y sólo cambia de canción para olvidar amores que se fueron.
Eres la chica de los insomnios, la que sigue soñando despierta, ya que oculta sus ojeras con gafas de sol, la que lee en los buses y nunca, nunca, dice cómo se siente porque nadie se para a preguntar. 
Eres la chica en la que nadie piensa. 

-Ángeles. El pequeño saltamontes-

domingo, 2 de julio de 2017

Arreglos

A veces no necesitamos que alguien nos arregle. A veces, sólo necesitamos que alguien nos quiera, mientras nos arreglamos nosotros mismos. 

-Julio Cortázar-

sábado, 1 de julio de 2017

Confianza

Qué bonita la confianza. Y qué bonito el proceso hasta llegar a ella, ese que se fragua con el tiempo.
Qué bonito cerrar los ojos y saber que estás en buenas manos, sin miedo. 
Qué bonito percibir que confían en ti y que te lo hagan sentir. 
Qué bonito saber que formas parte de ese círculo, un círculo donde no entran todos, donde sólo entran unos pocos. 
Qué bonito devolver esa confianza, confiando en el otro, de forma recíproca. 

Qué bonito transformar la amistad en algo más. 

-DetallesConectados-