jueves, 13 de julio de 2017

33

A mis 33 marzos, estoy aprendiendo a encontrar la paz interior, la serenidad, el equilibrio. Me tomo mi tiempo, no tengo la prisa de antaño. Estoy disfrutando del proceso... al fin y al cabo, dura toda la vida.
A mis 33 marzos, estoy empezando a sentirme en calma, serena, segura, tranquila; a observarme, a conocerme, a aceptarme, a ser consciente de mí misma, a amarme tal como soy.
A mis 33 marzos, no tengo necesidad de disfrazar la verdad, de quedar bien, de andarme con postureos ni medias tintas. Lo que siento, pienso, digo y hago siempre se corresponde.
A mis 33 marzos, no espero complacer a todo el mundo, he aceptado que es algo, sencillamente, imposible, y he decidido que si para gustarle a todos debo dejar de ser fiel a mí misma, aunque solo sea un instante, prefiero correr el riesgo de no gustarle a nadie.
A mis 33 marzos, me he alejado de lo que no me hacía feliz, he vaciado mi mochila, me he desprendido de las rémoras que no me dejaban avanzar, y he comenzado a andar mi camino ligera de ese equipaje que, sin darme cuenta, tanto daño me hacía. Me he despedido de quien debía hacerlo, y no he vuelto a mirar atrás. Soy libre para decidir quién quiero que forme parte de mi vida.... y sobre todo, quién no.
A mis 33 marzos, estoy aprendiendo a amar todos y cada uno de mis defectos, y lo más importante: a no olvidarme jamás de estar orgullosa de mis virtudes.

Soy feliz conmigo misma… a mis 33 marzos... a las primaveras que vengan.

-Ali Cia Martín-

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