martes, 28 de febrero de 2017

Números

Déjame hablarte de números, de cifras...
Dicen que nos pasamos 23 años de nuestra vida durmiendo. 11 años en internet. 10 años enteros trabajando y otros 7 los pasamos comiendo. Casi 9 años delante de un televisor, de los cuales 2 enteros son viendo publicidad. Pasamos 3 años completos de nuestras vidas en transportes urbanos, algo más de 4 conduciendo nuestros coches. Casi 2 años esperando en colas de supermercado o bancos, exactamente el mismo tiempo que en hablar y escuchar. 305 días rellenando formularios. Y en cambio sólo empleamos 12 meses y unos días en reír. 110 días gastamos en hacer el amor, los mismos que en hacer pis. 50 días estamos llorando. 8 días de tu vida los gastas en saludar, cuando no hay nada más gratificante que recibir un buenos días con una sonrisa. Caminamos unos 177.000 kilómetros a lo largo de nuestras vidas... Sin llegar a ningún sitio.
Podría seguir, pero déjame hablarte del número 1, del que realmente quiero hablar: Tienes 1 sola vida.

Y eso es todo lo que te quería decir.

-Alicia-

lunes, 27 de febrero de 2017

Brindo

Brindo por la amistad. Por esas que se fueron y por las que vendrán. Por las que ahora tenemos y por las que se quedarán para siempre.
Brindo por los que están ahí en las buenas pero, sobre todo, en las malas. Por luchar por cada batalla y por celebrar, en condiciones, las victorias. 
Brindo por los que siempre vuelven, aunque se hayan ido. Por los que siguen ahí a pesar de los tropecientos kilómetros que los separan. Y por los que siguen siendo los mismos aun con los años de por medio. 
Brindo por las tapas que acaban en la mejor noche de tu vida. Por las copitas de más, las risas interminables y los churros con chocolate.
Brindo por las buenas cañas que quitan cualquier pena. Sea donde sea. Y por esos cafés que arreglan el mundo en un momento. 
Brindo por la que te aguanta el bolso, el abrigo y la puerta mientras que haces pis. Y además, te pasa el clinex. 
Brindo por los paseos de los amigos en manada en busca de noséquéquéséyo.
Brindo por los grandes reencuentros, por las quedadas en cualquier lugar que se hacen inolvidables. 
Brindo por los viajes, por las fotos y vídeos que quedarán escondidos en el baúl de los recuerdos.
Brindo por los cotilleos, las críticas con cariño y por los secretos que se guardan de por vida. 
Brindo por la paciencia interminable.
Brindo por los piques, por las peleas tontas y por ese orgullo para ver quién tarda más en escribir. Y por esa sonrisilla cuando nos damos cuenta que no podemos vivir el uno sin el otro. 
Brindo por los chupitos que quitan cualquier pena.
Brindo por los abrazos cuando se necesitan y cuando no. Por esa mano que te levanta del suelo o te impide que caigas. Y por esa regañeta cuando no le has hecho ni puñetero caso.
Brindo por las lágrimas que hay que aguantar aun cuando lo advertiste. Y por las notas de voz que duran más de un minuto. Por escuchar y aconsejar. A cualquier hora, en cualquier lugar. Siempre.
Brindo por los planes inesperados, por el “te recojo y vemos donde vamos”. 
Brindo por los “ya no bebo más”. Y por las carcajadas que le siguen. Por las resacas que se superan mejor en compañía. Y por la recopilación de capítulos de la noche anterior.
Brindo por los ratos de skype y las llamadas. Por los cumpleaños que se celebran a lo grande. Bueno, las celebraciones en general.
Brindo por esa mirada de tu amigo que lo dice todo, sin decir nada. Por las palabras/iconos/gestos claves.
Brindo por el apoyo incondicional.

Brindo hoy, mañana y pasado. Con lo que queráis.
Por la familia que se elige, por los de siempre.
Porque la amistad, siempre, todo lo-cura.

-Un rincón maravilloso-

domingo, 26 de febrero de 2017

Las llaves

Y también sé ahora, que a pesar de todo, una de las peores cosas que hay es perderse uno mismo. Esa sensación de no conocer el camino. Ese temblor que se siente cuando uno se siente desprotegido y sin calor. La ansiedad de no tener las llaves de tu vida.
Pero también sé que sólo en ese momento, sólo en ese instante de confusión en medio de la nada, es justo cuando consigues encontrarte.

-La chica de los jueves-

sábado, 25 de febrero de 2017

La vida es ya

La vida es ya.
Sí, ya. 
Es justo el sonido de la aguja que se está moviendo en tu reloj, el parpadeo en tus pestañas y hasta el sonido del silencio cuando te olvidas de las palabras. La vida es ya porque si fuera después, amigo, la vida no llegaría nunca. 
Y es que erróneamente nos hemos creído con la obligación de tener que correr tras ella y, en realidad, si volteáramos la cabeza nos daríamos cuenta de que la vida va con la lengua fuera. De que trata de alcanzarnos para que reparemos en lo más importante: Que ya nos habíamos encontrado. 
Nos hemos inscrito en una carrera donde la meta estaba en la salida y donde el primer premio era la libertad. La del que entiende que no siempre será mejor después. 
Y es que mientras fantaseas con el beso de su boca estás perdiéndote su sonrisa. Que mientras te imaginas tu propia familia estás ignorando el leve roce de sus manos sobre las tuyas. Que mientras vas marcando fechas en tu calendario, subestimas el poder de un cruce en un día cualquiera. El poder de un accidente donde los únicos daños se traduzcan en una corrección gratuita de tanta miopía. La misma que te impide apreciar los detalles a pesar de que alguien, cada día, no se cansa de dibujártelos. 
Que la vida es inaplazable.
Que lo único que con seguridad no podrás volver a repetir es este momento en estas mismas circunstancias. Que son instantes de un solo uso que caducarán en el mismo momento en el que los trates de reciclar. 
Así que despierta. 
Que te han vendido tantos sueños que has hipotecado tu presente. Que tus sentidos han dejado de tenerlo porque mientras tú seguías en tu "después", los estabas despidiendo. Y es que no hay mejor momento que este. 
Para estar, para ser y para sentir. 
Porque aunque puede que no sea el mejor, probablemente será irrepetible. Y puede que en alguno de estos en los que "tan solo" estés sintiendo, vivas uno de los mejores momentos de tu vida. 
¿Y es que sabes aquello que se dice acerca de las expectativas? 
Me juego estas líneas a que no coincidirá con ninguno de los días que habías marcado en tu calendario. 

-Noemí Carnicero Sans-

viernes, 24 de febrero de 2017

Crear

El mundo hay que fabricárselo uno mismo, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acaba siendo verdad. 

-Ana María Matute-

jueves, 23 de febrero de 2017

Tu mayor fan

Ojalá no dejes de enamorarte cada día de ti.
Ojalá comprendas todo lo que ganas cuando crees que estás perdiendo. Todo lo que dejan de ganar cuando te pierden.
Ojalá los recuerdos te acompañen sin herirte; ojalá aprendas de las heridas; ojalá permitas que tu corazón se te vuelva a salir por la boca.
Ojalá entiendas que si tienes que luchar… esa batalla no merece la pena. Ojalá aprendas que el tiempo, por si solo, no cura nada… la risa, el sol, las cervezas, el mar, los amigos, la familia, las palabras, la música, los viajes, los besos, los abrazos… sí.
Que no hay peor desamor que dejarse de querer a uno mismo. Ojalá seas, siempre, tu mayor fan.

-Ali cia-

miércoles, 22 de febrero de 2017

Benditos comienzos

Pisar el acelerador por vez primera, con la vista puesta en lo que está por venir, prestando poca atención al freno; escuchar los acordes que te anuncian que va a sonar tu canción, esa certeza de saber que te va a gustar lo que vas a escuchar; dar ese paso que dará lugar a otros, con los que acabarás haciendo camino; los nervios que vaticinan cambios, nadie te asegura que sean para mejor pero llevas la ilusión por bandera…
Benditos comienzos.

-Te lo dije cantando-

lunes, 20 de febrero de 2017

Amistades

Hay amistades hechas de risas o dolores compartidos; 
otras de horas de escuela; otras de juegos de juventud, salidas, cines, o diversiones; otras de un momento clave vivido en coincidencia...
Y luego están aquellas que nacen sin saber por qué... incluso de silencios compartidos, o de simpatía mutua sin 
explicación.

-El Principito, Antoine de Saint-Exupéry-

domingo, 19 de febrero de 2017

Mi historia

Gracias papá por estar siempre ahí. Porque muchas veces los padres tienen que competir con esa idea de que los padres no dan tanto como las madres, pero yo puedo decir que no es así. Que he ganado tanto contigo. Tanto, papá, que quería escribir esto para recordártelo.
Gracias papá, por cuidarme y preocuparte por mí desde el minuto cero. Gracias papá por ahuyentar a los monstruos de debajo de mi cama, por todos los cuentos todas las noches que los necesité, por despertarte para calmar mis miedos. Por espantar a mis pesadillas y encargarte de que no regresaran jamás. Por vivir sin horario porque el trabajo de padre, desde luego, es uno de los más complicados y que requieren más tiempo. 
Gracias por jugar conmigo tanto al fútbol como a las muñecas, por interesarte en todos y cada uno de los aspectos de mi vida. Empezando por las manualidades de preescolar y acabando por mi vestido de graduación. Por venirme a buscar, no importa el horario, no importa el destino, por aparecer ahí siempre que te he necesitado, como mi Supermán particular. Porque para mí eres un héroe, y siempre que he dicho que todos los hombres eran estúpidos añadía “menos mi padre”. 
Sé que te he cerrado muchas puertas y que me he propuesto no volverte a hablar tantas veces, aunque muchas ni siquiera durara más de unos minutos. Es complicado decir “no” a una persona a la que quieres tanto, pero esos “no” son los que me han convertido en la persona que soy ahora. Que hay muchas cosas que no comprendía y con el paso del tiempo te das cuenta que esa niña de 14 años creía que lo sabía todo, pero estaba muy equivocada. Gracias, papá, por enseñarme a madurar. 
Gracias papá por desearme lo mejor y renunciar a tantas y tantas cosas por mí. Prometo que haré todo lo que esté en mi mano para mantenerte orgulloso y con una sonrisa, porque aún no sé cómo compensarte por todo lo que haces día a día. Sé que vivimos en un mundo complicado, que los chicos van a lo que van y que he de anteponerme a mí y a mi futuro ante caprichos momentáneos. Sé que no tengo que tratar como prioridad a quien me trata como opción, que no tengo que volver a casa sola por la noche y que pasar muchas horas frente al ordenador levanta dolor de cabeza. Sé que tengo que abrigarme bien, comer sano, e intentar ser más puntual. Y todo esto lo sé por ti, por todas esas veces que me lo repites, porque no es algo que te enseñen en la escuela. Tú has sido mi profesor particular. 
Gracias papá por estar ahí, siempre que te he necesitado. Gracias por creer en mí. Papá, te quiero. 

-Compartiendo Macarrones- 

Tú eres la historia más bonita que el destino escribió en mi vida. 
-Anónimo- 

¡Felicidades papá, allá donde estés!

viernes, 17 de febrero de 2017

Aprendí

Hoy aprendí que las cosas pasan cuando tienen que pasar. Ni tarde ni temprano.
Que dar todo no significa que recibirás todo. Que una buena siembra no significa una buena cosecha. Que los momentos son cortos y por eso hay que disfrutarlos. Que las lágrimas no las merece quien las hace llorar. Que el amor no se puede forzar y llega cuando menos lo esperas. Que puede haber amigos que son familia y familiares que son sólo conocidos.
En fin, aprendí que la vida solo es cuestión de vivirla con amor, honor y valores.

-Anónimo-

jueves, 16 de febrero de 2017

Mi libro

Soy mi propio libro.
Me reescribo, me subrayo, me agrego páginas, me arranco otras que duelen.
Y dejo en blanco la última hoja, siempre.

-Claudia Lara-

miércoles, 15 de febrero de 2017

Segundas oportunidades

Cómo no, una vez más, un instante de mi vida da pie a una idea y a un post. Y es que tal y como diría mi amiga Rocío con todo su cariño: "no podemos hablar mucho que luego coge ideas y las publica..."
En esta ocasión, antes de sumergirme [sumergiros] de lleno en el texto, me gustaría haceros una pregunta y que reflexionarais. 
¿Cuánto ha cambiado vuestra vida en los últimos diez años? No me refiero a trabajos, familia, hijos, casas... Me refiero a vosotros mismos, vuestra personalidad, vuestra forma de ser. La esencia probablemente ha sido siempre la misma, pero habéis madurado, os habéis adaptado según las circunstancias, las vivencias... ¿En qué habéis cambiado? 
Casi todos los que me leéis, estáis [estabais] entre los 20 y los 40. Por lo tanto os considero gente joven, siempre en constante evolución y crecimiento, principalmente en lo personal. Y por eso mismo os pregunto: ¿sois mejores personas ahora o cuando teníais diez años menos? ¿Cómo os veis ahora? ¿Y antes? 
Tenemos una base, la cual vamos alimentando y haciendo cada vez mayor. Es el camino que vamos recorriendo y las personas que van apareciendo en él, lo que nos va modelando, configurando, para bien o para mal. 
Parad un segundo y retroceded en el tiempo. Seguro que habrán surgido muchas personas durante el viaje pero pensad en vuestra gente... ¿Siguen los mismos de aquella época? ¿Habéis perdido a alguien en ese trayecto? 
Hace unos días tuve la suerte de reencontrarme con un grupo de amigas que no veía hace casi una década. Circunstancias del guión, inmadurez y la aparición de otros caminos y otras personas hicieron que me fuese alejando poco a poco de un grupo que lo era todo para mí en aquel tiempo. Amigas que habían estado en momentos clave de mi vida y que inclusive eran mi soporte, casi de la noche a la mañana dejaron de ser ese "apoyo". Me alejé tanto que llegué a perder la pista a algunas de ellas. Las redes sociales están ahí, y aunque ayudaron a no perder totalmente el contacto, ya se sabe que no es lo mismo. Donde esté un café o un vino, cara a cara, que se quiten las redes sociales o el móvil. 
Lo confieso: ¡estaba nerviosa por ese reencuentro! Tanto, que apenas dormí la noche anterior. E incluso se lo comenté a una de ellas. Fue un momento singular, extraño, pero en el que "as saudades vieram ao de cima" (algo así como "la añoranza surgió"). 
Y es que siempre sentí aquella fase de mi vida como una fase inacabada, pendiente. No es que quisiese acabarla, ¡ni mucho menos! Podía haber dado mucho más de sí pero es verdad que en aquel momento era todo muy confuso. La vida me acababa de dar la mayor bofetada que podía recibir, yo misma me sentía en proceso de cambio y mi cabeza viajaba a la velocidad de la luz y sin frenos. Ciertos comportamientos fueron inmaduros, propios también de la edad, e incluso egoístas. Metí la pata, con algunas personas hasta el fondo, y además cuando no se lo merecían. Como persona humana, me equivoqué. Pero aquel episodio, aunque sí con tristeza, no lo veo como un mal recuerdo, sino como un aprendizaje. 
Han transcurrido años y el otro día, cuando nos reencontramos, fue como si no hubiese pasado el tiempo. Es más, como si no hubiese pasado nada. Parecía que el reloj hubiese retrocedido y se hubiese congelado en aquella época de forma momentánea. Pero diez años dan para mucho y si pensáis que vuestra vida ha cambiado durante ese tiempo, la de los otros también. 
Desubicada sería la definición perfecta sobre cómo me sentí los primeros minutos. Algo bastante lógico después de una década de desconexión. Y es que aunque lo intentemos, es imposible resumir tantas cosas, tanta vida, en pocas palabras. 
Fueron unas horas de reconquistar unas sensaciones perdidas a lo largo del camino, de volver a reenganchar con un tiempo que fue feliz, de intentar recuperar un capítulo que lo había dejado a la mitad, de rescatar aquellas miradas cómplices que tanto quería... 
Sé que he cambiado a lo largo de todo ese tiempo, que ya no soy aquella chica perdida y que ahora soy mejor de lo que era. No es ser vanidosa, es tener esa sensación, sentir que soy feliz conmigo misma, con la persona que me he convertido, con mis virtudes y defectos. Una mejor versión. 
Ojalá no hayáis perdido nada o a nadie importante por el camino. Y si lo habéis hecho, todavía estáis a tiempo de recuperarlo. "El tiempo pasa, y a veces, la vida regala segundas oportunidades a quien sí las merece.
No sé si seré merecedora de una segunda oportunidad o si mi reencuentro será el inicio de ello, pero por lo menos supo a eso. 

-DetallesConectados-

martes, 14 de febrero de 2017

Cosas claras


Soltera no es igual a disponible. No venimos al mundo para estar solas, pero tampoco para estar con cualquiera.

-Anónimo-

domingo, 12 de febrero de 2017

Por un motivo

Admito que me consumió, me despedazó, me destrozó. Pero también admito que me hizo mirar hacia delante y entender que todo en esta vida tiene un motivo. Y que, cuando has sufrido mucho, llega el día en el que todo empieza a doler menos.

-Mario Benedettti-

sábado, 11 de febrero de 2017

Lo imprescindible

¿Por qué te sientes tan bien cuando te deshaces de algo, cuando te quitas un peso de encima?
Quizás ser conscientes de lo poco que necesitamos para sobrevivir nos ayude a entender lo fuertes que somos. A quedarnos sólo con lo necesario. A aferrarnos a lo imprescindible. Lo que necesitamos no solo para sobrevivir, sino para crecer.

- Anatomía de Grey -

viernes, 10 de febrero de 2017

Corazas

A ella a veces le toca ser seria delante de muchas personas.
Lo es porque no tiene ni un pelo de tonta, y sabe que muchas personas son envidiosas y que desean el mal para sí misma.
Entonces, ella no abre su corazón con facilidad a cualquiera y se comporta más bien distante y distraída. No porque así sea, sino porque ya le han hecho sufrir en otras ocasiones y ahora con mucha dignidad elige bien, y sin tapujos, a quien de verdad le desea regalar su hermosa sonrisa.
Ella ha aprendido a pensar en su bien y en no perder el tiempo con personas indeseadas.

-Albert Espinola-

jueves, 9 de febrero de 2017

Llega sola

Tenemos la mala costumbre de buscar algo que realmente llega solo. Cuando menos nos lo esperamos. Tenemos la manía de buscar algo que no se puede buscar. Bueno, sí. Pero que es para nada, porque no por hacerlo, llegará antes. No gastes energía en ello, hazme caso.
Porque tengo que decirte que la felicidad llega cuando le da la gana. Es así de caprichosa. Cuando pases un poco de ella, cuando decidas pensar en ti, en disfrutar con lo que tienes, en no estar pendiente de que llegue o no. Ese día, irá a por ti. 
La felicidad no se busca. 
De verdad. 
La felicidad se crea. 
Se trabaja en ella día a día, haciendo eso que llaman ‘vivir’. Disfrutando el momento, sin desaprovechar ni un segundo. Hasta que un día cualquiera, sin darte cuenta, aparece donde menos te lo esperas. Y sabes que de una manera u otra, siempre estuvo ahí. 
Sólo hacía falta saber mirarla. 

-Un rincón maravilloso-

miércoles, 8 de febrero de 2017

Un cumpleaños especial

¡UN AÑO! Sólo un año y empiezo a perder la cuenta de anécdotas, de historias, de lugares, de viajes, de momentos, de películas, de risas, de brindis, de mensajes, de fotos, de cenas, de locuras, de abrazos, de complicidades, de charlas, de música, de libros... que se quedan muchas veces cortos por falta de tiempo, por querer ese más. Ese separarnos y volver a poner el reloj en cuenta atrás, que a veces parece nunca llegar a su fin, y que queremos que acabe definitivamente.
No ha sido dejadez, no me he olvidado... ¡Imposible! Pero me han faltado faltan las palabras. ¡A mí! Que soy la que no para de escribir. Pero es que ya no se trata sólo de eso. Es plasmar en letras lo que se me pasa por la cabeza y por el corazón, y no siempre es fácil. Así de simple. Tal vez algo meloso de decir aunque sincero al fin y al cabo. 
Y es que puede ocurrir... A veces conectas con las personas de la manera más inesperada y hacen de tu vida algo mejor, más bonita, más sencilla, más alegre, más TODO. Y ya no te la imaginas sin su presencia... dejarían un vacío irreemplazable. 
Son eso mismo... personas tan especiales que te hacen recordar incluso el día que vuestras vidas se cruzaron por primera vez. 

¡Felicidades Mis Chicas! 

-DetallesConectados-

martes, 7 de febrero de 2017

Bondad

Ser gentil, amigable y atento es algo bueno. Tal vez si más personas invirtiesen un poco más de su tiempo y energía en ayudar a los demás, probablemente el mundo sería un lugar menos sombrío.
Pero no debemos confundir amabilidad con inercia. No debemos permitir que abusen de nuestra buena voluntad y que pasen por encima de nosotros porque somos (seguro que alguno lo habéis oído) "demasiado buenos", y vamos a aceptar y perdonar todo. 
Creo en el perdón. Pero creo también que sólo debe ser perdonado quien pide ese perdón y quien lo merece, quien desea realmente ser perdonado, quien demuestra ese arrepentimiento. 
Sin embargo no tenemos la obligación de aguantar todo. La paciencia tiene sus límites. No tenemos la obligación de convivir, de ser amables y de distribuir besos y sonrisas a quien nos provocó sufrimiento, a quien nos hizo daño de forma gratuita. 
La vida está hecha para ser vivida y no soportada. Cuando nos sentimos en la obligación de perdonar todo, e ignoramos nuestros sentimientos, las heridas que todavía están abiertas, nos imponemos una especie de tortura psicológica. Y no debemos imponer sufrimiento a nadie, mucho menos a nosotros mismos, para agradar a los demás. 
No tenemos la obligación de convivir con gente que nos pisa y nos empuja con una sonrisa falsa en la cara y palabras aparentemente educadas pero que, en el fondo, van cargadas de cinismo. No tenemos la obligación de convivir con quien nos roba nuestra felicidad, con quien nos roba nuestra energía, con quien nos provoca cualquier tipo de dolor. No tenemos la obligación de agradar a quien no se esfuerza mínimamente para vernos sonreír. No tenemos la obligación de sacrificarnos por alguien que no se interesa por nuestros sentimientos. No tenemos la obligación de comprender ni de demostrar simpatía por alguien que nos arrolló sin ningún pudor. 
Sólo nosotros mismos conocemos nuestros límites y sabemos hasta dónde podemos caminar sin forzar nuestra bondad. Sólo nosotros podemos medir el peso de una ofensa y la extensión real de un daño provocado por alguien en nuestra vida. 

-DetallesConectados-

lunes, 6 de febrero de 2017

El precio a pagar

[...] Cuando volvamos a casa tienen que saber que ya no estaremos completos nunca más, porque partes de nuestro corazón siempre estarán en diferentes partes del mundo.
Ese es el precio que tenemos que pagar por el honor de querer y de haber conocido personas de diferentes países.
Al final, como una de ustedes dijo, "los recuerdos pesan más que las maletas" [...] 
Qué suerte tenemos de tener algo tan grande que nos hace tan difícil decir adiós. [...]

-Dámaris Dávalos-

domingo, 5 de febrero de 2017

Espacio

El principio básico para permitir que todo lo que deseamos llegue, consiste primero en aprender a dejar ir.
Sin espacio nada sucede.

-Jimena Barón-

sábado, 4 de febrero de 2017

Como si fuese la última vez

Conoces las zapatillas que llevas puestas, no es la primera vez que te las pones. Ni la segunda. Y por eso al llegar a casa te las quitarás con la ayuda del otro pie, sin ni siquiera preocuparte por si se están ensuciando. Pero si fuera la primera vez que te las pones, te las quitarías delicadamente. Sólo si fuera la primera vez. Ahora no. Ahora llegas a casa después de un día agotador y tiras el bolso y el móvil en la cama, pero si fuera nuevo lo dejarías en la mesa y hasta tendrías miedo de que se rayara.
Y lo mismo pasa con las personas, con tu pareja, con tu familia, con tus amigos. Sabemos que están allí, y dejamos de mirarlos como la primera vez. Han pasado a la historia las miradas del primer encuentro, y tener que pensar la frase perfecta antes de decirla. Hemos dejado de conquistar día a día. Porque ya no es nuevo.
Consumimos objetos, ropa, viajes, espectáculos, experiencias y hasta personas. Y, con ellas, el amor. Y el amor no debe consumirse. Porque si fuera la primera vez que llamaras a alguien, no te quedarías callado al otro lado del teléfono, le preguntarías hasta el más mínimo detalle: hasta la ropa que lleva puesta. Si fuera la primera vez que vieras a esa persona, te habrías fijado en el color de sus uñas, de sus calcetines, y el perfume que llevara se te hubiera quedado grabado para recordarlo cuando os despidiérais. Si fuera la primera vez que viajas, te acordarías del número de asiento donde estás sentado, de la música que sonaba cuando despegabas y hasta del nombre de la azafata. Si fuera la primera vez que duermes junto a alguien, habrías cambiado las sábanas, perfumado la habitación y no os habríais dejado de abrazar en toda la noche.
Y lo mismo pasa con las últimas veces. Lo que pasa es que no sabemos cuándo será la última vez que vayamos a ver a alguien, o que vayamos a usar algo. Y continuamos actuando como si no pasara nada. Pero si fuera la última vez, ¿cuántas cosas cambiarías?. Si fuera la última vez que vieras a tu hermano seguramente le dirías tantos consejos como abrazos pudieras. Si fuera la última vez que pudieras escribir, dejarías una carta despidiéndote y agradeciendo a quien lo mereciera. Si fuera la última vez que vas a dormir, no dormirías.
¿Dónde irías si fuera la última vez que viajaras? ¿Lo has pensado? Pues ese destino que tienes en mente, es el que tienes que hacer. Esos consejos y abrazos que le darías a tu hermano, dáselos cada día. Y no esperes al último día para agradecerle algo a alguien. O para hacer algo.
Los últimos días nunca están señalados en el calendario.

-Un rincón maravilloso-

jueves, 2 de febrero de 2017

Llega ese momento...

Llega un momento en la vida, a base de decepciones, en el que dejas de perder el tiempo con todo aquello que no te saca una sonrisa; que no luchas contra el desencanto, ni la desilusión, simplemente lo aceptas y dejas que pase; que has conseguido que el rencor no tenga cabida en ti.
Llega un momento en la vida, a base de despedidas, en el que descubres que los que se han marchado de tu lado, los que han huido sin decir adiós, no sólo te han hecho un favor, sino, posiblemente, el mayor de los regalos: estar en paz. 
Llega un momento en la vida, a base de hostias, en el que te das cuenta que a ciertas personas hay que darles el valor, la importancia, y los dolores de cabeza que demuestran que merecen. Ni más ni menos. No es ser egoísta, es aprender a quererse. Y quererse bien. 

-Ali Cia-

miércoles, 1 de febrero de 2017

Más

Hace unos días leía un texto maravilloso sobre la felicidad.
Decía, a grandes rasgos, que tenemos la manía de buscar la felicidad y realmente ésta aparece cuando menos la esperamos, cuando decidimos disfrutar de aquello que tenemos, cuando vivimos el momento. 
No se puede decir que no aproveche los minutos, los segundos e incluso las milésimas de cada día. Pero he de confesar una cosa... A veces se me quedan cortas incluso esas milésimas. 
Un buen amigo me dijo hace un tiempo que no podía comparar una persona que llevaba en mi vida años, con alguien que acababa de entrar en ella.
Tal vez no. 
Parto siempre del principio que las comparaciones son odiosas. Pero tal vez por esa misma razón, porque nadie es igual a nadie, puedo decir que hay personas con las que, si bien su presencia es reciente, me falta tiempo. 
Me faltan horas de charla, me faltan minutos para compartir, me faltan segundos de risas... ¡Me faltan milésimas de todo! 
Porque, a pesar de la intensidad de los momentos, siempre quedan ganas de más. Y sí... ¡se me hace (muy) corto! Y [querría] quiero más, a pesar de ser consciente de que quedan inmensas aventuras y anécdotas por contar. Principalmente por un motivo claro: ¡ya no hay vuelta atrás cuando te agarra la felicidad! 
Y es que a lo mejor, tal y como dice aquella frase, las personas más importantes no se encuentran, sino que la vida se encarga de presentártelas. 

"Llegaron con el desorden y ordenaron mi vida.

-DetallesConectados-