domingo, 3 de diciembre de 2017

Actualidad

Luchar por un salario medianamente digno en una época en la que puedes considerarte afortunado si eres mileurista, me parece más que razonable. Buscar un horario que te permita conciliar tu vida laboral con tu vida personal, me parece más que justificable, y si todos pudiéramos disfrutar de mejores horarios, no sólo seríamos más eficientes en el trabajo sino que seríamos más felices. Me parece mentira que aún haya empresas en las que importe cuánto tiempo pasas en la oficina, aunque no estés haciendo nada, y no lo eficiente que eres. 
Así que, con todos mis respetos, creo que no se puede juzgar a nadie por buscar mejores condiciones. Al fin y al cabo, llega una edad en la que es frustrante no poder independizarte, no poder echar una mano en casa, tener que recurrir a compartir piso, no poder plantearte casarte y mucho menos tener hijos porque ni siquiera puedes llegar a fin de mes. Conozco tantas y tantas historias reales que pueden dar voz a estas palabras, que tal vez la próxima vez que alguien se plantee no aceptar un trabajo con condiciones ridículas, habría que aplaudirle.

-Compartiendo macarrones-

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