martes, 4 de diciembre de 2018

Aguanta la mirada

Cuando era niño solía jugar a un juego. Visto en la distancia parece una tontería, pero en aquellos años nos hacía felices, y eso es algo que no se puede menospreciar. 
Consistía en elegir a un amigo y mirarse a los ojos fijamente, sin parpadear. ¿El ganador? Aquel que tardara más en pestañear.
Recuerdo que a veces los ojos me lloraban, y mucho, especialmente al principio, pero resistía y solía vencer. 
Nunca olvidaré aquellos años, pues me enseñaron a aguantarle la mirada al miedo, al dolor, a la pena, al recuerdo de ese amor que quise tanto y no pudo ser. 
Aún juego todavía. No con otros ojos, sino con la vida. Y aunque a veces me hace llorar, sé que si mantengo la mirada cuando más escuece todo mal termina por desvanecerse.. 
El miedo, el dolor, la pena, su ausencia...
Todo se marcha si lo miro fijamente. 
Todo se va si no soy yo quien se retira.

Si me permito escuchar su mensaje.

-El universo de lo sencillo-

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