viernes, 8 de septiembre de 2017

Abre la botella, amigo, que tenemos un poema

Poco se habla de los que hacen resurgir tu mundo día a día.
De esos amigos que siempre han estado ahí y que te han visto en tus mejores momentos y en los peores. 
Esos amigos que te llenan la copa cuando ves el vaso medio vacío y te quitan la botella cuando estás al borde del abismo.  
Los amigos que te miran y te dicen lo preciosa que eres, lo bonitas que haces que sean las calles cuando pasas. 
Poco se habla de cómo su abrazo puede hacer que todos los problemas se olviden. 
Poco se habla de los amigos que son verso, poema, poeta y que no son Madrid, ni Barcelona, ni París, porque son hogar, refugio, sonrisa. 
Poco se habla de esos amigos que te sacan a bailar bajo la lluvia, bajo el sol de agosto, y las estrellas de cualquier cielo. De esos que saben cuál es tu comida favorita y de qué color te gusta pintarte los labios.
Amigos que harían cualquier cosa por ser armazón y que nunca te hirieran. 
Resucitar en un abrazo después del dolor en el pecho, un abrazo de esos que hacen crujir los huesos y que te falte el aire. 
Por eso te he escrito esto, a ti, que siempre me has puesto los pies en el cielo, que me enseñaste que soñar se puede también con los ojos abiertos. 
Me dijiste que el amor no entiende de kilómetros y me demostraste que el amor es una locura en la que loco y loca, o loco y loco, o loca y loca; me da igual, no encuentran, ni quieren encontrar la cordura. Me has dado tanto que incluso la poesía se queda corta. Y sí, ya sé que dices que soy un desastre, que pierdo el mando en la mayoría de las situaciones, eso de: joder pequeña, cómo la has liado. Pero también me dices que soy preciosa y que tengo un corazón que no me cabe en el pecho, que lo hecho, hecho está y tire pa’ lante. Porque tú me llevaste a una azotea para que dejase de sentirme tan pequeña y gritara que no le tengo miedo a nada, me agarraste de la mano al cruzar la calle y me regalaste flores el 14 de febrero para que me sintiese flor entre tanto capullo. 
A mí que no me jodan, grandullón, poesía eres tú, diga lo que diga, o que quiera decir o intente decir Bécquer. 
Porque siempre estás para recogerme…. por este poema…. 

-Loreto Sesma-

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