sábado, 8 de septiembre de 2018

Felicidad infinita

Sigo sin creerme algunas cosas que han sucedido en los últimos años, mucho menos en los últimos meses. Dicen que la vida da muchas vueltas y la mía ha dado unas cuantas en muy poco tiempo.
A lo largo de ella he seguido aprendiendo, porque si de algo estoy segura, es que nunca dejas de aprender en esta vida, nunca dejas de ser un alumno en continuo aprendizaje. En esas lecciones los temas han sido muy variados pero si hay uno que ha destacado por excelencia ha sido el de la amistad, sabiendo todo lo que ésta conlleva.
Durante algunos años creí, que tal vez, era un pequeño bicho raro. Que los valores o las características o la forma de entender o de saber estar que consideraba que debía tener una persona para poder llamarse Amigo, parecían estar lejos de lo que pensaban otras personas de mi alrededor.
Pero la vida te da esas mil vueltas y te enseña que también hay personas como tú. Existen, sí. Están ahí. Sólo hay que esperar un poco y dejar que levante la niebla para verlas. Personas que lo dan todo sin esperar nada a cambio; personas que se recorren el mundo si es necesario sólo para verte; personas que se alegran contigo, que son más felices si te ven feliz y que lloran contigo también si es necesario; personas que apoyan de forma incondicional pero llamándote la atención si lo necesitas. Personas que ESTÁN.
En ese claro de niebla irrumpió con la fuerza que le caracteriza una de mis huracanes. Pasamos de cero a 200 en apenas unos segundos. Algo así como un acelerón de un coche de carreras, sólo que aún seguimos en pista corriendo a la misma velocidad que alcanzamos en aquellos segundos iniciales. A veces ha habido curvas y hemos tenido que frenar un poco, reducir la velocidad, pero ha sido sólo un instante, para recuperar el aliento, las fuerzas y volver a acelerar.
Pocas palabras me salen ya para expresar todo lo que sería necesario. Muchas de ellas ya fueron plasmadas en papel o en el blog, otras fueron expresadas cara a cara en esas noches en las que hemos intentado arreglar el universo. Sería empezar y no parar de contar, de relatar momentos que son ya inolvidables.
Hoy es un día muy especial para ella y su Cari. Es SU día. Llevan preparando con mimo y con todo detalle desde hace más de un año este día. Para ellos y para su gente. Y es que tengo muy claro que a lo largo de todo este proceso han ido pensando en ellos mismos pero también en quién les iba a acompañar.
Amigui, te casas con el hombre de tu vida, no me cabe ninguna duda, con el que un día viste y dijiste “ese es”, y era.
Me emociona profundamente estar hoy presente y es que creo, que a pesar de esas diferencias que puedan tener (en eso está el encanto del amor), son el uno para el otro. Se complementan de forma perfecta en su pecularidad, y lo más importante, se quieren con toda el alma.
Para él sólo tengo buenas y bonitas palabras y aunque nos conozcamos desde hace poquito, puedo decir desde aquí que ya lo quiero también, pero lo quiero especialmente para ti.
Tengo sentimientos encontrados en este momento. Por un lado no puedo de la felicidad por la nueva etapa que empiezas, pero por otro lado lo pienso y se me revuelve el estómago pensando en cómo ha pasado el tiempo en estos dos últimos años. Ese tiempo parece que cada vez se ve más lejano, y lo que ayer se veía cercano hoy se convierte ya, casi, en viejos tiempos. Así es la vida. Va pasando sin que nos demos cuenta. Pero de lo que sí estoy segura es de que cada segundo que nos ha ofrecido hasta ahora lo hemos aprovechado hasta el último aliento.
Agradezco infinitamente a nuestra Ana que hiciese cruzar nuestros caminos, porque eres de las mejores y más increíbles personas con las que tengo el placer y la suerte de contar, porque gracias a ese día hoy estamos aquí juntas para verte, probablemente, en el día más feliz de tu vida (hasta el momento). Amistades así no se encuentran todos los días.
Te quiero infinito hoy y siempre, y sólo espero y deseo que sigamos con la misma esencia de cuando nos conocimos aquel, legendario ya, fin de semana en Lisboa. Espero que podamos compartir la vida entera, con todas las etapas que ésta nos depara; altos y bajos.
Te deseo de corazón lo mejor en este viaje que emprendes junto a este tremendo hombre. Mucha paciencia, y no te olvides que el amor es un trabajo constante. No te relajes, haz un pequeño esfuerzo por tu relación todos los días. Riégala, aliméntala con detallitos (que de esos sé que te sobran).
Cuidaros mucho el uno al otro y seguid caminando juntos, lado a lado, de la mano, como habéis hecho en todo este tiempo, como se os ve muchas veces en vuestras fotos.

...Y no te olvides que siempre tendrás unas Amiguis con quien contar.

¿Preparados? ¡Esto acaba de empezar, chicos!

¡Te quiero mucho!

-DetallesConectados-

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