lunes, 23 de julio de 2018

Pasos con/sin rumbo

Han pasado poco más de dos meses y medio desde que todo dio (una vez más) un giro de 180°. En ellos he intentado, más que adaptarme y asentarme, poner mi cabeza en orden. Algo nada fácil teniendo en cuenta que las primeras semanas han estado llenas de planes y viajes, más propias de agendas de ministro que de alguien que tiene que comenzar de cero en una nueva ciudad. 
Hay cosas que han ido encajando solas por su propio peso pero hay otras que no han encontrado todavía su lugar y puede que nunca lo hagan. Puede, simplemente, que a partir de ahora sean diferentes. Y no es que sea malo, tan sólo tardarán algo más en encontrar su sitio adecuado.
En este tiempo yo he regresado a aquel pasado reciente aunque de una manera fugaz. He vuelto a ese mundo que tanto me aprisionó durante meses pero que en tiempos lo fue todo para mí.
Volver ha sido esa mezcla de todo lo bueno y todo lo malo que me dio pero condensado en apenas unas horas. Sólo ella es capaz de conseguirlo.
Felicidad, alegría, cariño, amor, familia, protección, hogar... y al mismo tiempo angustia, asfixia, sensación de estancamiento, de estar enjaulada e incluso rota.
Un conjunto de emociones y sentimientos que sólo vinieron a reforzar la decisión tomada pero que me han dejado una sensación de estar completamente perdida, sin saber realmente dónde estoy o qué estoy haciendo con mi vida.
Pero no sólo yo he sufrido cambios en mi vida últimamente. También Ellas han empezado a recorrer nuevos caminos y nuevos desafíos. Desafíos que han afrontado con ese coraje que las caracteriza, con esa fuerza que las personifica y las hace tan especiales. A pesar de todo, ahí seguimos, juntas en la lejanía, aunque no lo parezca, aunque estemos a veces más calladas de lo normal en el grupo de Whatsapp. Tengo la sensación de que nos falta (y mucho) el día a día, el vernos las caras, los ojos, las sonrisas, el saber que estamos a pocos centímetros de distancia y no a kilómetros, el sentirnos cerca sin una pantalla de por medio.
Y así andamos mientras tanto, dando pequeños pasos en nuestras vidas, avanzando hacia no sabemos todavía bien dónde pero viviendo y exprimiendo el presente como siempre lo hemos hecho, aunque sea separadas momentáneamente.
Yo, por de pronto, he dado la vuelta al reloj de arena y ya estoy contando los granitos que caen, deseando que llegue el último para volver a vernos.

-DetallesConectados-

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