miércoles, 21 de marzo de 2018

Sensaciones

Rebobinemos. Retrocedamos unos meses. Aunque tampoco demasiado...

Subía en aquel ascensor del hotel, un poco expectante, un poco a ciegas inclusive. Sin saber lo que me iba a encontrar, cómo serían, de qué hablaríamos, lo que les gustaba y lo que no, si serían personas simpáticas, si conectaríamos o por el contrario habría silencios incómodos propios del desconocimiento... Esas dudas que te surgen el día que conoces a alguien. Pero todas eran infundadas ya que se disiparon en cuanto pasaron apenas unas horas.
La química fue algo de otro mundo. Diferente, nuevo, real y hasta palpable. 
Desde ese día y hasta ahora sólo tengo palabras bonitas para ese crecimiento, para esa evolución. De un "Hola" de presentación individual a un "incondicionales" de las cinco guerreras. Un viaje inesperado, un torbellino de bonitas sensaciones. Qué maravilloso eso de presentar a dos amigas tuyas y que al final acaben siendo amigas entre ellas... y así hasta el hoy. 
Un viaje que no ha hecho más que empezar pero en el que hemos encontrado ya ese punto de equilibrio entre lo que nos hace similares y el respeto por lo que nos hace diferentes. Por eso, en el fondo, no quiero creer en eso de que hemos llegado tarde. Hay que entender que en la vida llegamos cuando tenemos que llegar, cuando es nuestro momento. 
Es difícil pensar que aquel día desembocaría en casi dos años de grandes y buenos momentos. Tantos, que aunque hayan existido algunos malos, el apoyo y la ayuda desinteresada han sido siempre absolutos desde el primer instante. 
Es difícil querer agradecer tantos y tantos momentos de estos meses vividos y no encontrar en muchas ocasiones las palabras para ello. Porque a veces me quedo pensando y dudo si seré merecedora de tanto. 
Es difícil imaginar en ese primer día que hoy estaría aquí, temblando aún de emoción, mientras leo una y otra vez esa pregunta de seis palabras que todavía resuena en mi cabeza. Porque la vida te sorprende a cada paso y nunca sabes cuándo vas (van) a crear(te) un recuerdo. Además hay algunos que se convierten en eternos y ese ya es uno de ellos. 
Dicen que cuando menos te lo esperas una buena persona llega a tu vida para mejorarlo todo. ¿Y si llegan varias? ¿Así de repente? ¿Y te cambian la vida? Dicen también que los trenes pasan sólo una vez... Puedo tener algunas discrepancias con la frase pero esta vez he cogido las maletas y me he subido al vagón con ellas en ese viaje de nuevas experiencias, de lecciones de vida y de descubrimiento. 
Mucho me enseñan a cada día que pasa. Tal vez, lo más importante, que las personas que más te quieren son esas, que sin decirlo, están a tu lado y lo demuestran sin esperar nada a cambio. 
Me quedo con la sensación de esos abrazos bien dados. Con el dolor de barriga que me producen unas buenas risas a su lado y esa capacidad de contagiarme su felicidad. Con las miradas cómplices que me dicen todo sin pronunciar una palabra. 
Me quedo con los cafés de confesiones, las cenas de levantar los ánimos, los brindis de celebraciones caseras y las conversaciones nocturnas que son el intento de resolver nuestras vidas. 
Me quedo con las salidas de bailes hasta no poder más, los #Madridnosmata en bucle, los viajes y planes #ensinduros porque necesitamos poco para disfrutar del momento, tan sólo necesitamos estar. 
Me quedo con las puestas de sol, con las cervezas en la terraza de un bar con los primeros rayos de primavera, con las canciones que me recuerdan a nosotras y a ellas. 
Me quedo con sus manos cómplices, con sus ojos bonitos llenos de cariño y con ese corazón gigante que tienen y que te ofrecen sin dudarlo un segundo. 
Me quedo con las del una para todas y todas para una, con las que van detrás de la que se tiró primero para salvarla aun sabiendo que nos podemos aostiar todas. 
Me quedo con aquellas que me permiten seguir soñando, aunque ya no sea una niña, y creen en mi. Con aquellas que me recuerdan que he sido y soy valiente, que viva y exprima el presente pero sin dejar de mirar hacia el futuro.
Me quedo con las que me provocan un huracán de sensaciones, que son huracanes de vida y me sacan una sonrisa sólo con su presencia. 
Me quedo con las que tengo. 
Me quedo con las que me hacen feliz. 
Me quedo con ellas, con mis locas, con mis genuinas, incondicionales y especiales. 
Con ellas, estemos donde estemos, me siento como en casa. 
Por tanto que me dan, no puedo estar más agradecida. 

-DetallesConectados-

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