Porque todos cumplimos años, y de vez en cuando te asalta la duda de cómo puede haber pasado el tiempo tan deprisa sin apenas haberte dado cuenta. Y es que se dice que cuanto más tiempo pasa, más deprisa corre y, a ratos, tu subconsciente se pregunta si lo estás viviendo bien.
“La vida es eso que pasa mientras tú haces otros planes”, y hace unos años, bastantes ya, tenías muy claro un futuro de astronauta, futbolista o bombero. Que vivirías con tu mejor amigo/a en un ático en el centro, o en una mansión en la que, para los que nos gustan los animales, adoptarías a todos los perros de la perrera para que ninguno más tuviera que sufrir. Y lo tenías bastante claro. Pero esos planes se han truncado, y has cambiado la mansión por un piso de habitaciones estrechas y a tu amigo de toda la vida por tres individuos que comen macarrones cinco veces por semana y les cuesta llegar a fin de mes. O peor, vives con tus padres.
Y no ganas millones ni recorres el mundo en tu jet privado, pero de vez en cuando te pones la mochila al hombro y el mundo bajo tus pies. Porque, por aquel entonces, no sabías que ser astronauta iba a ser tan complicado, y que ibas a cambiar el espacio exterior por la silla de tu oficina, o por la barra de un bar. Pero está bien, porque eso significa que aún tienes tiempo para ser lo que te dé la gana, aunque tu cheque mensual no vaya a tener tantos ceros como tenías planeado, hacer algo que realmente te guste va a satisfacerte bastante más. Una cosa tienes que tener claro, sin sacrificio no hay beneficio.
No sé si estás viviendo bien. No sé si has aprovechado todas las oportunidades que te ha brindado la vida, o si has elegido bien ante decisiones difíciles. Probablemente te hayas portado mal con los demás, y hayas recibido el mismo trato. Probablemente te arrepientes de tantas cosas, pero esas son las que te han hecho cambiar, y te han moldeado hasta ser la persona que eres hoy. Y hay días en los que piensas que es la mala suerte, porque hay tantas y tantas cosas que se nos escapan de las manos, pero si alguien tiene las riendas de tu vida, ese eres tú.
No sé si estás viviendo bien, pero me basta con que lo estés intentando. Con que a ratos sea tu cabeza la que te guía, a otros ratos el corazón. No sé si hay algún modo de vivir bien, pero con vivir date por satisfecho. Yo me conformo con que todas esas decisiones, malas o buenas, te hayan puesto en mi camino.
Por eso, te pido que te quedes con estas palabras sobre la pantalla, de momento. Y sigas haciendo lo que mejor se te da: vivir.
-Compartiendo Macarrones-
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