He tenido la suerte de querer con toda el alma, de desquerer con honores, de abrazar a quienes me quieren. He tenido la suerte de no tirar la toalla cuando de conseguir un sueño se trata, de conocer mis límites a base de superarme, de aprender que abandonar una partida en el momento justo también puede convertirme en ganadora.
He tenido la suerte de amar y ser correspondida, de disfrutar de cada instante compartido, de que ese amor se acabara cuando ya no funcionaba, y de asumir, al fin, que debo abrir las puertas de mi vida a nuevos sentimientos. He tenido la suerte de dedicarle horas de trabajo y esfuerzo a lo que me gusta, de llorar por desesperación y de encontrar en cada lágrima una mano amiga que confía en mí.
He tenido la suerte de dejar atrás relaciones tóxicas para la salud del alma, de encontrar otras más alegres, de mirar al pasado con la perspectiva que sólo el tiempo nos ofrece y de aceptar que gracias a él soy lo que soy. He tenido la suerte de sentirme querida, de entregar besos absolutamente deseados y de llorar de la risa por una experiencia que un día me hizo llorar.
He tenido la suerte de atreverme a pedir ayuda cuando la necesitaba y de encontrarla, de ayudar a otros, de equivocarme muchas veces y de pedir perdón otras tantas. He tenido la suerte de no gustar a todo el mundo, de respetar el criterio ajeno, de gritar para liberarme y perdonar en silencio.
He tenido y tengo la suerte de estar viva y de ser consciente de lo afortunada que soy por cada experiencia, por cada olor, por cada beso y por cada baile. He tenido la suerte de no creer en la suerte, de creer en la constancia, en la bondad y en las circunstancias.
He tenido la suerte de dejar de creer en el azar y empezar a creer en mí misma.
-La mirada de Julita-
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