Esa maldita manía de no dejar escapar ni una sola lágrima, de sentirte débil y tener que aparentar ser fuerte. Es saber digerir la rabia sólo apretando los dientes, sonreír y decir que nada duele. Es estar hecha una mierda y trabajar duro para que nadie se dé cuenta, evitar preguntas que delaten, no querer ni pretender que nadie te entienda. Es tener miedo a que te hieran.
…Y lo peor de todo es que muchas noches lloras, como la que más, y lo haces sola, por tonta y cabezona. Sabes que estás vendiendo una imagen que no eres, que intentas exteriorizar pero no puedes, que saben mucho más de lo que piensas aquellos que te quieren. Y aún así te tapas la cara, te escondes y tiemblas. Sólo quieres evaporarte, y no quieres que nadie te vea.
Eres consciente de que tu inconsciente busca desesperado un abrazo cómplice, alguien que te mime, pero no te dejas, evitas y tienes mucho miedo a que te abracen. Sabes de sobra que la coraza no es piedra y que si alguien se lo propone la rompe y la quiebra, y es justamente lo que no quieres, que nada ni nadie la quiebre, que nada ni nadie te rompa. Pero no sabes que saben que detrás de esa coraza la chica fuerte no existe.
-La pequeña testaruda-
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