Es imposible no pensar que el inicio del blog y la aparición de aquellos dos, que eran extraños entonces y que ahora son dos de mis imprescindibles, fueron el punto de inflexión, lo que provocó el inicio de la transformación.
Fueron ellos los que me dieron alas y tuvieron esa fe ciega que a veces es necesaria sentir para emprender el vuelo.
No era uno de enero, no era principios de mes. Era un día como otro cualquiera. Porque llegados a este punto, os informo, que cualquier día es un buen día para empezar de nuevo, para empezar de cero.
He echado la vista atrás en el blog, he leído cosas de las cuales ni me acordaba, he visto cómo he evolucionado con él, cómo he cambiado y cómo este blog se ha convertido en un reflejo casi siempre de mi vida y lo que me rodea.
"¡Cómo has cambiado!", me dice mi amiga Ali.
"¡Cómo hemos cambiado!", le digo yo.
¡Todos! Yo, y los que me leéis, los que vivís conmigo, aunque sea a través de las letras.
Este mes de noviembre viene acompañado del GRAN cambio, ese que venía anhelando desde hace tanto tiempo, así que es inevitable que este mes empiece a guardar en él cierta calidez a pesar de los recuerdos que me helaron, y que todavía lo hacen, años atrás.
Se avecinan unas semanas, o meses, de nuevas experiencias, de sorpresas, de momentos duros (que los habrá)... de nuevos comienzos, pero más cerca de lo que quiero y de los que quiero.
Sólo deseo una cosa... ¿me seguís acompañando?
-DetallesConectados-
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