En julio nos pueden las ganas… La impaciencia se apodera de nosotros porque sabemos que todos los planes que hemos ido haciendo en las últimas semanas están más cerca de hacerse realidad, vamos a templarla que esto no ha hecho más que empezar. Nos empezamos a alejar paulatinamente de nuestras preocupaciones y también de esas pequeñas alegrías que nos han permitido tomar un respiro a lo largo de estos meses; de nuestra casa y nuestro ambiente natural, de esas caras conocidas que forman parte de nuestro día a día… No importa si tenemos pensado ir cerca o lejos, el caso es que vamos a poner distancia con nuestra rutina y, a estas alturas, lo necesitamos.
Viene ahora esa época en la que, de repente, tenemos tiempo para dedicarlo a lo que nos apetezca… Sin duda, se nos presenta un gran reto. Porque estamos acostumbrados a que una agenda nos marque dónde debemos estar cada día, tenemos programadas las veinticuatro horas del día el resto de los meses y ahora que estamos a punto de tomar el control sobre nuestras vidas -de decidir y de hacer lo que realmente queremos-, nos preguntamos a qué vamos a dedicarla y, sobre todo, a quién.
Pues, te animo a rodearte de la gente que te quiere, de esas personas imprescindibles en tu vida. Porque luego, cuando eches la vista atrás y pienses en estos días, lo realmente importante para ti será con quién has disfrutado de unos planes cambiantes, que quedaron en segundo plano porque cedieron todo su protagonismo a la mejor de las compañías. También te aconsejo hacer aquello que te apasiona sin que el reloj marque las horas, sin que nada, ni nadie te interrumpa, reserva algo de tiempo para esas aficiones a las que les debes tantas horas después de todos estos meses. Y, algo imprescindible en estos días es pensar y repensar dónde te gustaría estar el año que viene por estas fechas, porque es la mejor época para alimentar nuestros sueños, esos a los que irás dando forma el resto del año -pero es que todo empieza aquí, que no se te olvide-.
Déjame decirte que julio es esa ventaja que te concede agosto para que el cuerpo se te vaya haciendo a lo que está por venir… Julio es su mejor prólogo, te permite ir plegando velas, te anima a ir recogiendo los proyectos que no has conseguido finalizar para que puedas retomarlos más adelante, te pone en paz con el curso que acaba y contigo mismo. Saborea estos días, que no se te escapen haciendo la cuenta atrás para el octavo mes del año, porque el séptimo también puede convertirse en inolvidable.
Una especie de renovación completa nos espera a la vuelta de la esquina, algo así como tomar aire para continuar tras este parón tan necesario. Respira hondo y disfruta, saborea todos esos recuerdos que ya tienen sitio en alguna parte de ti y prepárate para los que estás a punto de crear…
-Te lo dije cantando-
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