Vibremos con cada cosa que hagamos, vibremos de locura. Con cada sábado y por qué no, con cada lunes también. Con cada momento, que al final es lo que cuenta, los momentos. Con cada día en el que nos falten horas, y con aquellos en los que no tengamos un solo plan.
Que la rutina está muy bien, nos da estabilidad, equilibrio, nos mantiene pegados a la realidad, pero digo yo que habrá que ponerle un poquito de locura. Un poquito de eso que nos emocione de verdad, de eso que nos haga vibrar. Dejarnos llevar. Cerrar los ojos y pensar bonito. Sin límites, sin miedos. Bueno quizá con un poquito de miedo sí, pero el justo que no nos impida intentarlo. Vibremos sin que nos importe el qué dirán, total van a decir igual, así que puestos a ello, haz eso que quieras hacer, eso que te haga vibrar, pero de verdad.
Si quieres viajar, viaja. Si quieres saltar, salta. Si quieres volar, vuela. A tu ritmo, a tu manera, pero no dejes de hacerlo. Recuerda ponerle un poquito de eso que tanto te gusta a la rutina, es mucho más divertido. Y te permite no dejar de vibrar.
-Caracoles Caraduras-
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