Con el viento a favor y en un buen barco, navega todo el mundo.
Pero con el viento en contra y en problemas, no todo el mundo se atreve a navegar. Es en la mar brava donde se conocen a los marineros.
Y ahí está la verdadera grandeza. En saber desenvolverse en las situaciones NO favorables. En conseguir las cosas cuando NO vienen rodadas. En crecerse ante la adversidad.
No podemos mirar lo que otros barcos tarden en llegar a puerto, porque cada uno es un mundo. Sólo tú sabes cuál es el tuyo y tus circunstancias.
Al final, todos los barcos acaban en el mismo lugar.
-Los lunares de mi piel-
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