¡Menudo mes! Sólo de pensar en él se me ponen los pelos de punta y un escalofrío recorre toda mi espalda.
Llega el cálido sol, los días más largos, los paseos a la orilla del mar, los terraceos que me gustan con una cerveza en la mano, los primeros días de playa, los conciertos al aire libre, las tardes de cocktails que enlazan con cenas y salidas nocturnas, los viajes inesperados, las sonrisas más vivas, los atardeceres de fondo...
Es ese mes que da el paso del frío, la lluvia, las mangas largas y los cuellos altos, a las horas de luz, los pantalones cortos y las sandalias.
Es un mes que me trae preciosos recuerdos. Principalmente de los dos últimos años. Pero es que además es un mes que tiene ya, para mí, dos fechas que siempre me van a acompañar y que cada vez que me acuerde de ellas rescatarán de la memoria momentos inolvidables. Un aniversario muy especial y un día de ensueño.
En nada se cumple un año de la realización de un anhelo, un deseo que ya se había convertido casi en obsesión pero que, como todo, llegó a su fin, y ahora queda sólo el recuerdo, la felicidad y la satisfacción de la promesa cumplida. A veces me pregunto qué hubiera pasado si no lo hubiese logrado. Sentía que el final estaba muy cerca y sinceramente no me veía con más fuerzas para seguir. Es muy difícil que yo desista de las cosas pero sé por experiencia (aunque sea corta) que algunas etapas tienen su momento. Y la mía se estaba acabando.
Hubo suerte. Salió el premio gordo aquel fin de semana, pero no sin antes sufrir un poco. No sería lo mismo si hubiese sido fácil. Fue duro y especialmente más los últimos meses. Muchos años al pie del cañón, muchos viajes, muchas horas invertidas, mucho trabajo y sacrificio.
Repaso ahora desde la lejanía aquellas horas y aunque sé que no se puede controlar cómo vas a reaccionar ante ciertas situaciones, siempre pensé que lo viviría de una forma más intensa, tal vez más alegre. No digo que no lo disfrutase pero creo que faltó algo, probablemente influido por ese final que veía tan próximo y ese agotamiento que pedía a gritos un descanso definitivo.
Me quedó el sentimiento del deber cumplido y la felicidad de acabar con un broche de oro una etapa maravillosa repleta de momentos de superación y aprendizaje.
Y en nada se cumple también un año de una fecha muy personal, única, diferente. No me voy a alargar mucho aquí porque habrá un post exclusivo para ello pero las implicadas en el aniversario estamos un poco... ¿cómo diría?... expectantes. No en vano lo llevamos comentando desde hace unas semanas. Estoy segura de que ese día, durante un par de minutos, momentáneos, nos pararemos a pensar allá donde estemos, alzaremos la copa y haremos un pequeño brindis particular. Tendremos tiempo para celebrarlo como sabemos. Además, necesitamos pocas excusas para brindar.
No sé qué es lo que deparará este nuevo mes de mayo.
Ha empezado como a mí me gusta. Con un terraceo, sol y una compañía difícil de superar. Pero conociendo esa tradición de momentos destacados e importantes que suele escoltar a este mes, la verdad es que tengo curiosidad por ver cómo se presentan las próximas semanas...
Puede que sea otro mayo inolvidable.
¿Os lo he dicho? ¡Me encanta este mes!
-DetallesConectados-
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