martes, 5 de junio de 2018

Actitud

A primera hora de la mañana vino una mujer de unos 60 años a la consulta. 
Era una mujer verdaderamente simpática y con mucho tema de conversación. 
Comenzamos a hablar de todo, pero la conversación finalmente nos llevó hasta su marido.
Ella se casó cuando tenía 25 años y el 27. Comenzaban una vida juntos, lo que no sabían es que todo daría un giro de 180 grados.
Cuando él cumplió los 31, le diagnosticaron esclerosis múltiple.
Esta enfermedad, para el que no lo sepa, afecta a las neuronas del sistema nervioso central, produciendo una parálisis del cuerpo de manera progresiva hasta que finalmente la persona fallece.
En este caso, su enfermedad avanzó a pasos agigantados, tuvieron dos hijas pero cuando las niñas eran pequeñas el ya tenía que ir en silla de ruedas.
Mientras ella me lo contaba, yo sinceramente sentía pena por como le cambió la vida a esa mujer.
Pero, después me puse a pensarlo mientras ella seguía hablando y contándome.
Su sonrisa no se desvanecía de la cara. Me contaba que las niñas hacían carreras con su padre en la silla de ruedas. Que aunque ella le tuviera que dar de comer, a él le daba igual. Iban a todas partes. Cumpleaños, fiestas navideñas. Incluso fueron a la expo de Sevilla. Que el siempre estaba intentando hacerla reír y gastándole bromas.
Y creo que por lo que ella me contaba ese hombre le enseñó a ver lo bueno que tiene la vida, aunque fuese desde una silla de ruedas.
Pero hay dos cosas que me marcaron mucho.
La primera, que ella me dijo que él no tenía más remedio que aceptar lo que le tocó e intentar ser feliz con lo que tenía. Que nunca le dio problemas. Que nunca se lamentó e intentaba hacerlo todo más fácil.
La segunda, fue una frase que voy a citar literalmente: “la vida simplemente consiste en cómo nos tomamos las cosas”. 

Todo es cuestión de actitud.

-Dime tú cómo lo ves-

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