La vida es muy parecida a cuando tomas un tren y disfrutas de un largo viaje. Recorres lugares hermosos, vives experiencias únicas y conoces una gran cantidad de personas que pueden marcar tu vida. Como todo viaje, está lleno de estaciones en las que siempre subirá o bajará un pasajero para llegar a su destino o volver de donde mismo llegó. En la vida es exactamente igual, pero no existe un vagón o una línea férrea. Esa es la única diferencia.
A lo largo de nuestra historia solemos conocer a una gran cantidad de personas con las que compartimos experiencias que muchas veces nos marcan, y otras que nos dejan alguna enseñanza. También existen ocasiones en las que aquellos que conocemos se quedan por siempre a nuestro lado, permitiéndonos conocerlos más y poder vivir muchas más aventuras. Sin embargo, también nos encontraremos con esas personas que llegan a nuestra vida, pero se van sin aviso, muchas veces para no volver más.
Y lo cierto es que, tal como las demás, también marcan nuestra vida, pues formaron parte de lo que vivimos y nos cambiaron la existencia al menos un poco. Significaron algo, ya sea bueno o malo, pues marcaron un antes y un después, un punto de no retorno, pues, luego de que se han ido, es claro que nada será como antes, porque no podemos pretender que no estuvieron si ya vivimos la experiencia con ellos.
Muchos dejan huella o cicatrices, pero lo que importa es cómo logran cambiar todo lo que hemos vivido a pesar de lo poco que estuvieron. Y quizá el cambio sea para bien o para mal. Quizá te enseñaron algo. Quizá te hicieron más consciente, o probablemente marcaron una mala experiencia en tu vida con la que pudiste aprender. Cada persona lo sabe, pero lo cierto es que cuando conoces a alguien que entra y sale de tu vida todo el tiempo, cambia tu historia y le añade otra estación, por muy pequeña que sea.
Aprende de las experiencias.
-Andrea Araya Moya-
No hay comentarios:
Publicar un comentario