La amistad siempre lleva acento. Algunas veces tilde. Quizá incluso alguna coma, o punto y seguido. Pero nunca punto y final.
A veces se necesita algún cambio de aceite, acelerar, frenar o cambiar de sentido. Pero nunca dar marcha atrás, ya que los kilómetros recorridos siempre llevan moraleja.
En ocasiones habrá muros, más o menos altos, que impidan ver al otro lado. Alambres de espino que siempre se podrán esquivar, si ambos lados buscan encontrarse de nuevo.
-Alejandro Sotodosos-
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