Dicen por ahí que los principios de nuevas oportunidades siempre te ponen un nudo en el estómago, que son un poco más difíciles y que nos dejan sin dormir el día de antes.
Y cuánta razón.
Dicen, también, que da un poquito de miedo. Pero supongo que no pasa nada. Es normal que le des vueltas a la cabeza sin saber qué va a pasar, sin saber si vas a acertar, si vas a hacer las cosas bien o si el día de mañana te sentirás orgullosa de lo que has hecho.
Puede que lo único que puedas hacer es agarrar bien fuerte esa oportunidad que se te pone por delante, darle una patada a los miedos y plantarte tu mejor sonrisa. Respirar, contar hasta diez y llenarte de valor. Salir ahí fuera a dar lo mejor de ti, y si algo sale mal, se corrige y para adelante. Porque los errores están para aprender de ellos.
Y porque tú vales más de lo que te puedes llegar a imaginar.
Sólo tienes que creértelo y demostrarlo.
-Un rincón maravilloso-
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