Todos hemos cruzado en rojo alguna vez. Todos hemos fumado un cigarrillo a escondidas en el baño de algún hotel. Tan cinco estrellas.
Todos hemos llorado en alguna despedida, siguiendo la estela de la nostalgia iluminada en la terminal de salidas a ninguna parte.
Todos hemos plantado a alguien, pero también nos han dejado plantados con una rosa en las manos y un suspiro en los labios.
Todos hemos perdido amigos por el camino. Todos tenemos una estrella en el cielo que siempre nos cuida.
Todos hemos perdido un autobús en nuestras narices, y también hemos dejado pasar un tren que creímos que no era nuestro. Todos hemos suspendido un examen para el que habíamos estudiado noches y noches en vela.
Todos hemos olvidado un cumpleaños, una cita e incluso un aniversario.
Todos hemos sentido miedo alguna vez, sobre todo las primeras veces.
Todos nos hemos calado hasta los besos bajo una tormenta de verano. Todos hemos pisado hojas en la acera un otoño. Todos hemos visto alguna película bajo una manta de un invierno casi infinito. Todos hemos deshojado margaritas por no haber encontrado ninguna respuesta en la primavera.
Todos hemos sonreído al abrir un regalo, y a todos nos han temblado las piernas al bajar las escaleras de un 6 de enero.
Todos nos hemos abrazado hasta rompernos por dentro. Todos nos hemos besado hasta quedarnos sin aliento. Todos hemos sonreído hasta que nuestra mandíbula ha dicho "basta". Incluso hemos llorado hasta quedarnos sin lágrimas.
Todos hemos visto un atardecer en la playa de nuestra vida. Todos hemos entrado al mar de puntillas y hemos salido como garbanzos.
Todos nos hemos enamorado alguna vez. Incluso alguien, sin saberlo, ha soñado con nosotros por las noches.
Todos hemos viajado a lugares inolvidables. Todos tenemos la foto de perfil de nuestras vidas.
Todos hemos pasado domingos de resacas invencibles, y hemos bailado una noche de sábado cualquiera.
Todos tenemos mucho por hacer. Mucho por sentir, mucho por vivir.
Todos tenemos motivos por los que seguir, por los que no mirar atrás, por los que coger aire de nuevo y volver a respirar.
Todos somos inmortales hasta que la muerte nos separe. Así que, mientras tanto, sigamos teniendo razones por las que seguir viviendo.
-Alejandro Sotodosos-
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