Hay momentos duros, momentos que sientes que la cuesta está más empinada de lo normal. Y que la tormenta está encima.
Pero de repente, miras al lado y te das cuenta que no estás solo. Que hay quien te acompaña a subir, sin dejar que te rindas, empujándote hasta conseguirlo. Y que te hace un poco más feliz en el duro camino.
Y entonces, vuelves a ver el sol.
Incluso lloviendo.
-Un rincón maravilloso-
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