Querer hacer todo y no dar abasto... o en su defecto no tener un cheque en blanco. Querer estar presente en todo y no tener el don de la ubiquidad... o en su defecto el poder del teletransporte.
¿Os habéis sentido así? Mentiríais si dijeseis que no. ¡Yo sí! ¡Y no pocas veces!
Es otra de esas lecciones de vida que vas aprendiendo conforme van avanzando los años. Una lección que comienza por el todo no es posible. Nada fácil de asumir por otro lado si sois de aquellos que no son amigos del conformismo o la resignación. Si sois de esos, os comunico que os seguiréis tropezando entonces, alguna que otra vez, con esa misma piedra.
No es que sea malo... tropezaros, me refiero. Querrá decir que os preocupáis, que queréis participar, ayudar... que queréis ESTAR.
Sin embargo tenemos límites (algunos ajenos a nosotros) y hay que saber cuándo poner freno en la carretera. E incluso sacar la máscara de oxígeno y recobrar el aliento.
Puedes hacer mucho, pero no puedes hacer todo. Puedes ayudar mucho, pero no puedes ayudar a todos. En ese MUCHO no viene implícito TODO.
Es difícil pero de vez en cuando es necesario parar, aunque cueste. Es necesario ser consciente, aunque no quieras verlo. Es necesario guardar tiempo para ti, aunque quieras compartirlo siempre con los demás...
¿Os cuento una cosa? Yo me sigo tropezando con ese TODO.
-DetallesConectados-
No hay comentarios:
Publicar un comentario