Hay que llegar, deshacer con calma la maleta, prender una vela y un incienso.
Quitarse el sostén, lavarse bien la cara, ponerse el pijama y las zapatillas.
Hay que oler el suavizante con los ojos cerrados antes de poner la lavadora, cocinar lentamente.
Hay que dormir sin despertador, tardar otra hora en salir de la cama. Dedicarle tiempo a los besos.
Hay que adelantar con el libro de la mesita de noche.
Hay que quedarse embobada frente a la chimenea mientras esperas el calor. Seguir el baile del fuego también es meditar.
Hay que ver películas y series sin parar.
Hay que comer entre amigos y alargar la sobremesa cuanto se pueda. Arreglar un poco el mundo.
Hay que desconectar para conectar.
Hay que perder el tiempo, porque perderlo es ganarlo, porque eso también es la vida, porque eso es sobretodo la vida. Porque si no el resto sería insoportable.
Y últimamente tengo tan pocos días de éstos que, cuando los pillo, no sabéis lo mucho que los valoro...
- Rozalen-
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