martes, 19 de septiembre de 2017

El principio del final

Los adjetivos se me agotan. Empiezo a no encontrar esas palabras que definan de alguna manera todo lo que me gustaría transmitir, que me gustaría agradecer.
Me hubiese encantado parar el reloj durante el fin de semana, detener el tiempo. Pero no en un minuto determinado sino en las 48h compartidas. Desde el primero y hasta el último minuto. Y que se repitiesen en bucle. 
He vuelto a ser una niña pequeña, feliz, momentáneamente sin preocupaciones, mientras andábamos por esas calles que me acogerán en breve.
He vuelto a respirar, a respirarte, aunque en esta ocasión de manera diferente y lo mejor de todo, con esa compañía que se ha convertido ya en imprescindible y única. 
He vuelto a verme con ilusión y al mismo tiempo con nervios, sabiendo que me esperan días de emociones y también días complicados, pero que no por ello voy a echarme para atrás. Ya lo dice mi amiga: para atrás, ni para coger impulso. 
He vuelto a sentir que puedo, quiero y aspiro, que tengo esas ganas, esa garra que había perdido cuando yo también me perdí. 
Es verdad que cada uno crea su propio camino pero también es cierto que en ese camino van a nuestro lado algunas personas que nos echan un capote si es necesario. 
Cuando te dan la mano, para que no te caigas, cuando te llevan en volandas porque saben que tienes alas y creen en ti incluso cuando tú has dejado de hacerlo, ese recorrido se hace más llevadero, lo haces con más confianza, con la seguridad de que si te encuentras con una piedra, estarán ahí para ayudarte a rodearla o superarla. 
Tengo suerte, lo he dicho en alguna ocasión, y tenerlas a ellas, a esas toreras, que apareciesen en el momento justo... hace que todo sea más fácil. A su lado, las pisadas tienen magia. 
Hay cosas que no compra el dinero. Son esos momentos, con esas personas, aquellos que nos van dejando huella poco a poco y que no están rodeados de gran ostentación o grandiosidad, sino que lo grandioso en sí es estar con ellas, vivir y compartir instantes que no cambiarías por nada... que no cambio por nada. 

Ahora más que nunca cobra sentido todo aquello del Km. 0. 

Es el principio del final. 

-DetallesConectados-

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