Nos llevamos más tiempo buscando el momento preciso para tomar una decisión que disfrutando de ella.
Y es que el tiempo es tan relativo, porque nunca sabremos el total del que tenemos para saber el tanto por ciento que estamos desaprovechando, para saber el nivel de estupidez que estamos adquiriendo. ¿Acaso si supieras exactamente el número de días que te quedan por vivir, vivirías igual, tomarías las mismas decisiones?
Y esperamos cada día, en la cola de una tienda, al que siempre llega tarde, en la parada del autobús (que además a veces hay luminosos donde pone que quedan 5 minutos de espera, por si quieres ser consciente de lo que pierdes), detrás de una ventanilla de Correos, a que se caliente el café,... todos los días perdemos minutos mientras otra cosa está por llegar. Pero lo jodido es cuando esperamos a que pase el tiempo, ¿cuándo sabemos que ha pasado el necesario? Y yo no soy nada mística para creer en las corazonadas ni en las energías.
A mí me basta con que me rompas el reloj y los esquemas y aparezcas cuando menos me lo espere para saber que ha pasado el tiempo que necesitábamos.
-Adriana Moragues-
No hay comentarios:
Publicar un comentario