Para mí es aquella persona que irradia luz, energía positiva, amor, alegría... Aquella persona que, en un bar cualquiera, bebiendo unas cervezas con su grupo de amigos, habla con entusiasmo, con una sonrisa clavada en la cara sacando lo bueno de la vida y riendo hasta el asfixio. Una persona que sólo con mirarte te transmite más que si hablara. Una persona que ve siempre la luz al final del túnel. Que ve el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Alguien que te hace ser mejor persona y mirar la vida de manera más sencilla, porque te enseña que la felicidad son cosas simples y no materiales, como ver reír a tu madre, un abrazo de tu hermana, una amiga con la que compartir grandes y memorables momentos de tu vida, una cama donde dormir, un plato de comida caliente encima de la mesa... Pero sobretodo te enseña que el amor no es complicado, que es intenso pero no daña, es agradecido y recíproco.
Pero, ¿acaso sólo las personas tenemos magia? ¿Nunca habéis mirado un cuadro, escuchado una canción, olido un perfume o leído un libro y os ha producido una sensación de plenitud? Corres una maratón, bailas una canción, terminas un proyecto o cocinas un plato que te sale buenísimo, y sientes satisfacción. Eso también es mágico.
Es simple, no hay trucos, la magia no son más que aquellos detalles que liberan frenéticamente a nuestras mayores aliadas de la felicidad: las endorfinas.
Disfrutad de esas personas o momentos mágicos porque la vida se resume en sensaciones plenas y satisfactorias. Se resume a aquello que te ha aportado alegría y te ha mantenido en la línea de la felicidad.
"Aquellos que creen en la magia, están destinados a encontrarla", leí una vez.
Y a ti, que te identificas con mis textos y buscas en ellos una complicidad, seguiré escribiendo para transmitir esa sensación mágica de saber que no estás sola y siempre hay alguien que te entiende.
Pero recuerda: la magia siempre comienza en ti. Tú eres magia.
-Srta. Maravilla, Lo que me encantaría decirte-
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