Para tener sueños, hay que tener el coraje de perseguirlos.
Con tesón. Con ganas. Con ilusión. Poniendo todo lo mejor de ti en ello. Y cuando venga la derrota, porque puede llegar, porque llegará, saber levantarse de nuevo, y aprender. Porque no es una derrota, sino un aprendizaje más.
No importa si acabas antes, si lo haces después. Porque cuando la batalla termine lo notarás desde la cima. Entonces te alegrarás de haber seguido persiguiendo tu sueño.
Porque tú, te mereces conseguir todo lo que te propongas. Así que mientras tanto, mientras llega el final, no tires la toalla, no dejes de soñar.
-Los lunares de mi piel-
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