Recuerda, eres tú quien marca los límites de cada cosa que haces o dices.
El problema de sentir que no estás a la altura es que se nos olvida que hemos de hacer las cosas por y para nosotros mismos.
Cometemos el error de intentar agradar continuamente y nos olvidamos de lo más importante.
No hay mayor satisfacción que acostarse cada noche con la sensación de no haber traicionado a quien vive dentro de nosotros.
Por eso (aunque sé que a veces no es fácil) tratemos de mantener la coherencia en la medida de lo posible.
Nadie que te quiera de verdad va a juzgarte tanto como para humillarte, así que, cuando eso pase, ajusta los filtros y haz limpieza.
Limpieza física y mental.
Y quiérete un poco.
Que somos muchos y no hay sitio para todos.
-Cesar Rodriguez-
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