Da lo mejor de ti. Da tanto hasta tal punto que creas que lo has dado todo. Pero deja siempre un poquito más, para cuando haga falta. Hazlo con pasión, con ganas, no porque sí, ni por obligación o porque te digan que es lo que debes hacer. Las cosas que se hacen sin ganas son un completo aburrimiento y, a la larga, no te sacan ni una sonrisa.
Puedes dejarte sudor y lágrimas todos los días, a cada segundo, no parar de trabajar, de hacer cosas, de ponerle mucho esfuerzo, de madrugar… pero si, al final del día, sientes que es lo que te gusta, lo que te apasiona y a lo que te quieres dedicar el resto de tu vida, créeme que todo el cansancio merecerá la pena.
Porque existe algo, o sino lo invento yo, que dice que cuanta más ganas le pones a algo, más sonrisas sacas. Y a más sonrisas, menos cansancio. Incluso con horas de sueño a las espaldas.
No lo olvides.
-Un rincón maravilloso-
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