El buen emigrante es aquel que pese a las adversidades nunca se queja, el que evita meterse en líos, el que recurre a la familia siempre que lo necesita, por muchos kilómetros que le separen. El que consigue hacer llevaderos los momentos de soledad. Pero sobre todo el que comparte su experiencia con el resto de emigrantes, porque aunque haya muchas historias diferentes, no dejan de ser la misma: la de
gente que deja un pasado en busca de un futuro.
Porque eso de emigrar no deja de ser una aventura en la que te embarcas y en la que nunca dejas de sorprenderte.
-Buscando el Norte-
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