Un día aprendes a ser impermeable a días grises, a personas tóxicas, a energías que sofocan, a todo lo que no te añade nada.
Un día aprendes a usar sólo el filtro positivo, a desconectar el complicómetro, a repetir como un mantra que el tiempo trae siempre la verdad de todas las cosas... y a creer, con
todas tus fuerzas, que tener a quien nos quiere y a quien nos dé un abrazo al final de cada día, es todo lo que hace falta para que la vida valga [realmente] la pena.
El resto... ¡es nada!
-DetallesConectados-
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