"A veces creo que estoy hecho de cristal. Lo pienso cada vez que me duelen las rodillas. Me las masajeo continuamente intentando averiguar por qué se me inflaman tanto los tendones. Por eso me viene a la cabeza aquella lesión malcurada que tuve en los ligamentos y que todavía me perdura. “Eh, tío, estás hecho de cristal”, pero aún así yo sigo corriendo, tirándome al suelo, saltando por los aires, porque a veces no tenemos más remedio que recurrir al dolor para sentir placer. No hagas esto, no hagas lo otro, si sigues así nunca te curarás, deberías cambiar de placeres, esa obsesión te va a matar. Entonces es cuando más aprieto los
dientes y más deprisa corro, obviando el puto dolor de la rodilla y esquivando el aire que siempre viene en contra, y no, no hay cristal que se rompa porque, a veces, también pienso que estoy hecho de diamantes."
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