Se cansó de luchar con la palabra y pasó a la acción. "Deeds, not words" (Hechos, no palabras) fue su nueva actitud, el lema permanente con el que se autodefinió Emmeline Pankhurst (Manchester 1858 - Hampstead, 1928) y el resto de sus seguidoras, las sufragistas, suffragettes. "La más notable agitadora política y social de la primera parte del siglo XX y la suprema protagonista de la campaña de emancipación electoral de las mujeres", como la definió The New York Herald Tribune tras su muerte.
"Fuimos llamadas militantes por hacer eso, y estábamos dispuestas a aceptar el nombre, porque la militancia para nosotras es de larga tradición; Estábamos decididas a presionar esta cuestión de la emancipación de la mujer hasta el punto de que ya no estamos para ser ignoradas por los políticos".
Fue desde prisión donde el movimiento de Pankhurst se fortaleció. Todas y cada una de sus simpatizantes se mentalizaron de que resistir era vencer, y soportaron huelgas de hambre, duchas de agua helada o la alimentación forzada para continuar con su lucha en las calles.
"Holloway se convirtió en un lugar de horror y tormento con escenas repugnantes de violencia a cualquier hora del día, ya que los médicos iban de celda en celda desempeñando su terrible oficio. Nunca olvidaré mientras viva el sufrimiento que experimenté durante los días que aquellos gritos retumbaban en mis oídos", relataba la misma Emmeline desde su celda.
Sea como fuere, Emmeline, cuyo eslogan era "una gran tragedia evitaría muchas otras", no llegó a ver cómo la utopía del voto femenino se volvía realidad. El primer paso se dio en 1918, cuando el Parlamento permitió votar a las mujeres mayores de 30 años. Un derecho que benefició a 8,4 millones de mujeres y que hizo posible que aquel noviembre también ellas fueran electas al Parlamento. Así le ocurrió a Nancy Astor, la primera mujer que ocupó un escaño en la Cámara de los Comunes.
"Las mujeres hemos despertado tarde, pero una vez decididas, nada en la tierra y nada en el cielo hará que las mujeres cedan; es imposible".
El 14 de junio de 1928 moría a los 69 años de edad en Hampstead, Londres. Lo que nunca se podría imaginar es que el 2 de julio de ese mismo año, la ley ya se escribía en femenino.
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