Los hay que siguen ahí, siempre, aunque no puedas verlos. Son los que te dan los buenos días y te desean la mejor de las noches. Con mensajes diarios o no. Con felicitaciones puntuales y a veces no tanto. Los que están a un par de paradas de autobús o a 1000 kilómetros de vuelo. Los que celebran cualquier buena noticia, los que esperan cualquier buena historia, los que se involucran en tus sueños.
-Entre suspiros y un café-
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